Antonio y el mundo por descubrir

El vídeo de Antonio Banderas, con Málaga a sus pies, con el verso de Alcántara serigrafiado a la orilla de una piscina, es el mejor prólogo al verano más extraño. Banderas, con el corazón, no hace más que dar la bienvenida a la estación azul con una positividad que no es impostada, sino una caricia a todos aquellos a quienes aún nos queda la esperanza de volver a ser los que somos.

Banderas apela al corazón, que es el órgano por el que ha de pasar el recuerdo, el recuerdo de todos los veranos en que nos besábamos en el espigón, y había Feria, y la Virgen del Carmen salía y paseaba por Pedrega y El Palo y toda la ciudad olía a espeto, chancla y felicidad. En realidad, el verano está aquí y todo lo que de incógnito tiene el porvenir se nos hará más llevadero si nos respetan los terrales y hacemos patria en las moragas profilácticas que vendrán, y que tendrán su encanto ahora que el mundo está por descubrir.

Será por el secuestro civil que nos impusieron en junio, será por la distancia, será porque algo nuevo se inicia... será porque hemos llorado que las palabras de Antonio Banderas se nos han venido clavando gozosamente en mitad del pecho. Banderas demuestra que no todo está perdido, y que durante todo este tiempo la Historia -perdón por la mayúscula- nos ha preparado a vivir, sí, a vivir de la mejor manera posible.

Sucede que, frente a Banderas, han sido muchos los cenizos, nihilistas de baratillo que han hecho del horror lo que un gorrino hace con la charca. Las redes están llenas de estos cenizos que han venido a pontificar sobre el fin de la Historia en las largas tardes de tedio y de confinamiento. Con él, con Banderas, se trasciende el rol de celebridad que empatiza y da lugar a otra dimensión, acaso una escuela de vida que consiste en eso mismo: en afrontar lo que tenga que venir de malagueñas maneras.

En realidad, hay varios vídeos de Banderas que se nos han hecho virales en los últimos días porque en el paisano se une el sentido común con esa vehemencia que le pone siempre a lo que hace o a lo que dice. Antonio podría haber sido el presidente de la cosa esa de la reconstrucción ahora que vemos que Dios no llamó a Patxi López por los caminos de la reconstrucción.

En tiempos de infamias, la palabra de Banderas es un bálsamo. Si España se pareciera más a Banderas, no andaríamos tosiéndonos a garrotazos. Por eso mismo hay que ver el vídeo de Banderas en bucle y alejarnos de esta realidad que huele a queroseno en noche de temporal.

Banderas ha venido a recordarnos que tenemos que restaurar toda una vida. Y que tenemos que empezar de inmediato.