La Tribuna

Antonio Morales: el deporte como redención

José M. Domínguez Martínez

Catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Málaga

Viernes, 23 de agosto 2024, 02:00

Esfuerzo, valores, dignidad, compromiso y pundonor. Formaban parte de la esencia de sus principios, inscritos con caracteres indelebles -no en vano fue durante años maestro de imprenta- en su catecismo particular. Misionero del deporte como instrumento redentor, su labor apostólica se remonta décadas atrás, y ... hoy su huella permite rastrear la historia local del voleibol. En las imágenes de aquella época lejana se entremezclan los recuerdos entrañables de quienes, en distintas facetas, abrieron primero, o consolidaron después, la senda de ese apasionante deporte en la ciudad de Málaga: Antonio Cerdán, Emilio Cuenca, Miguel Leal, Pedro Rodado, Antoine Morales, Ángel Bravo, o Javier Buendía, entre otros muchos, a quienes pido disculpas por no mencionarlos ahora dentro de una lista que sería bastante larga. Corrían los primeros años de la década de los setenta, y yo había llegado al Instituto Nuestra Señora de la Victoria, en Martiricos, donde el balonvolea -el vocablo que entonces figuraba en nuestro léxico- era la especialidad deportiva predominante.

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Con motivo de su 80º cumpleaños, miembros de varias generaciones rindieron no hace mucho un merecido homenaje, tal y como se le describía en este periódico, al «decano del voleibol malagueño», Antonio Morales del Moral, impulsor de ese deporte entendido como filosofía de vida, como elemento transformador. Como él mismo manifiesta, siempre ha llevado consigo el espíritu de San Juan Bosco, que para él ha significado la extensión de los valores humanistas, del trabajo en equipo, de la ética, y del constante denuedo en la actividad deportiva de los jóvenes.

Dotado de una voluntad férrea, de una fe inquebrantable, ha ejercido su magisterio deportivo en el sentido más amplio. Entrenador, estratega, planificador, logista, economista, contable, comercial, directivo, preparador físico, instructor, psicólogo, comunicador, motivador. Todo eso y mucho más. Su implicación, su capacidad de involucración y su despliegue de facultades desafían cualquier intento de encorsetarlo en una sola palabra. Tal vez las expresiones 'full general manager', gestor deportivo integral, u hombre orquesta, podrían dar una pista de su extenso y polifacético papel.

Su prolongada trayectoria deportiva, desde el patio del Colegio Salesiano San Bartolomé, en el barrio de Segalerva, colindante con el de Capuchinos, hasta la competición en las máximas categorías nacionales con equipos universitarios, pasando por el memorable Club Orient-Puerto, da para rellenar muchas páginas y redescubrir viejas crónicas. A lo largo de décadas, combinó su labor deportiva, ligada a conjuntos de distintos niveles, masculinos y femeninos, con el desempeño de su actividad como docente en educación física, que complementó con la obtención de un doctorado universitario. Inclinado también hacia la erudición, llevó a cabo asimismo una singular recopilación analítica de términos específicos sobre la práctica deportiva. Elaborado junto con Manuel Guzmán, el'Diccionario Temático de los Deportes' (Editorial Arguval, 2000) es una guía de enorme utilidad.

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También ha teorizado sobre dicha práctica. El voleibol es, según su experiencia, «uno de los deportes más difíciles en cuanto a técnica, que requiere grandes destrezas; no hay contacto físico entre jugadores y el espacio de juego está dividido en dos campos separados por una red a una altura de 2,43 metros (2,24 en el femenino), con el reto de mantener el balón en el aire en constante movimiento». Pese a su belleza y espectacularidad, y a la enorme cantidad de practicantes, en España no ha logrado desarrollarse, en la esfera profesional, un mercado con el potencial económico alcanzado por otras disciplinas deportivas, pero en modo alguno esto resta importancia a un deporte que cuenta con tantos seguidores, volley-lovers, en todo el mundo, ni al trabajo incansable de cuantos se han afanado en su extensión y potenciación.

Acostumbrado a trabajar con recursos modestos y sumamente limitados, no se rendía Antonio ante ningún obstáculo, enseñaba a sus discípulos a confiar en sí mismos, a sobreponerse a la adversidad, mientras él se encargaba de encontrar siempre una vía, una solución, una alternativa, para proseguir la marcha.

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Antonio Morales ha dejado una huella imborrable en muchos jóvenes. A mediados de los años setenta, yo fui uno de ellos. Hoy, cincuenta años después, sólo puedo tener palabras de reconocimiento, agradecimiento y admiración por toda su labor, por todo lo que ha representado en el mundo del voleibol y en la vida de muchas personas. Con su estilo, su ejemplo y su entrega, ha demostrado el carácter redentor y vitalizador del deporte. Integridad moral, educación, esfuerzo deportivo, honor y superación. Son algunos de los lemas sobre los que se erige su imponente legado.

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