Sábado, 9 de noviembre 2024, 01:00
Ya fuese su desencadenante el fanatismo antisemita radical de una minoría o la respuesta a supuestas provocaciones de ciudadanos israelíes, los violentos enfrentamientos registrados en ... la noche del jueves en Ámsterdam entre simpatizantes propalestinos e hinchas del Maccabi de Tel Aviv representan una manifestación de odio hacia el diferente absolutamente injustificable en cualquier país civilizado y ante la que no cabe mirar hacia otro lado. Los incidentes tras el partido de fútbol entre ese equipo y el Ajax se saldaron con 62 detenidos después de que una turba atacara a aficionados judíos, con los que se habían producido escenas previas de tensión en el estadio, en las inmediaciones de los hoteles donde se hospedaban. La condición religiosa, la nacionalidad o la censurable gestión del Gobierno de Benjamín Netanyahu en la guerra de Gaza en modo alguno pueden servir de coartada para salvajes agresiones -al parecer, organizadas- como las que recogen algunos vídeos. Actuaciones de esa índole flaco favor hacen a la causa palestina, cuyo nombre enarbolaron algunos de los arrestados, y solo sirven para alimentar el discurso de quienes la confunden con la violencia.
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