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Martes, 11 de abril 2023, 02:00
Los Acuerdos de Viernes Santo, que hace 25 años dieron inicio al desarme de las organizaciones terroristas de una Irlanda del Norte dividida en dos ... comunidades con el establecimiento de un alambicado marco político, ofrecen el balance final de una paz violentada periódicamente por ataques sectarios y ajustes de cuentas, la persistencia de una realidad social segregada entre católicos y protestantes y el bloqueo del autogobierno por desavenencias entre las principales fuerzas parlamentarias de Ulster. Pero el conflicto previo al 10 de abril de 1998 resultaba tan cruento, y la actitud de los republicanos del IRA y de los grupos paramilitares protestantes tan desalmada, que no solo ha de celebrarse aquel entendimiento, sino que es necesario reivindicar su espíritu de pacto para superar los límites de una concordia imperfecta.
La visita hoy de Joe Biden a Belfast recordará que Washington medió para dejar atrás una violencia que se cobró la vida de más de 3.700 personas desde finales de los 60. Pero los Acuerdos de Viernes Santo solo pueden homenajearse desde la esperanza si la normalización política e institucional y la integración social de Irlanda del Norte reciben un nuevo impulso de los propios norirlandeses. Para ello resulta crucial que el reciente Acuerdo de Windsor, entre Reino Unido y la Unión Europea sobre el estatus comercial del territorio tras el 'brexit', se desarrolle en diálogo con las fuerzas parlamentarias de Belfast, atendiendo a la «doble mayoría» necesaria entre protestantes y entre católicos. Aunque las consecuencias del referéndum británico de 2016 no son el obstáculo fundamental para el entendimiento entre las dos comunidades.
A lo largo de estos veinticinco años se ha ido produciendo un cambio demográfico de enorme relevancia: el incremento de la población católica, ahora mayoritaria respecto a la protestante, lo que se plasmó en las elecciones parlamentarias de 2022 con la victoria del Sinn Fein, el partido tándem con el IRA hasta la disolución del grupo terrorista en 2008. Retrasado hasta el próximo enero el plazo máximo para que Irlanda del Norte vuelva a celebrar los comicios que permitan desbloquear la parálisis de su autogobierno, es probable que las urnas destaquen aún más ese vuelco en el censo. La naturaleza autodeterminista de los Acuerdos de Viernes Santo y la perpetuación de la segregacion representan la combinación que hace temer un colapso interno.
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