Sr. García .

Andalucía no es una herramienta de Vox

Carta del director ·

Abascal baja a Sevilla como el que baja a su finca dispuesto a satisfacer sus intereses y sus delirios de grandeza aunque ello signifique frenar la recuperación económica y sanitaria

Manuel Castillo

Málaga

Domingo, 30 de mayo 2021, 00:44

No es la primera vez que los líderes de los partidos políticos nacionales caen en la tentación de inmiscuirse por las bravas en los asuntos de Andalucía. Y no sólo en temas orgánicos, sino también en cuestiones legislativas que afectan directamente a los intereses de ... los andaluces. El último ejemplo es el de Santiago Abascal, que baja a Sevilla como el que baja a su finca para convertir Andalucía en una herramienta a su servicio y al de Vox sin calibrar siquiera los efectos que sus decisiones tienen para los andaluces y, en este caso concreto, para la recuperación económica y sanitaria de la región.

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Abascal ordenó a los suyos, como respuesta al acogimiento en Andalucía de 13 menores inmigrantes no acompañados procedentes de Ceuta, que se opusieran a la aprobación parlamentaria de la reforma de la Ley de Salud Pública de Andalucía y la Ley de Impulso y Sostenibilidad del Territorio de Andalucía (LISTA). La primera suponía una reforma urgente e imprescindible de la norma para que el Gobierno de Juanma Moreno Bonilla pudiera contar con un instrumento legal para decretar el confinamiento perimetral de municipios afectados por una alta tasa de incidencia del virus. Había un acuerdo previo de todos los grupos porque para que saliera adelante por el trámite urgente de lectura única requería apoyo unánime. El resto de los grupos, como estaba previsto, prestó su apoyo por la trascendencia de la medida en plena fase de recuperación de la pandemia, pero Vox rompió todos los compromisos y negó su respaldo, con lo que el texto no pudo ser sometido a la consideración del pleno.

A Vox parecía darle igual que su encabezonamiento impidiera tomar medidas para luchar contra la pandemia, porque lo que quería no era más que demostrar su enfado, por un lado, y recordar su poder aritmético en el quehacer legislativo de Andalucía. Es como cuando en el recreo del colegio un niño se enfadaba y se llevaba su pelota para que nadie pudiera jugar porque era suya. La diferencia, en este caso de Abascal, es que no hablamos de un juego infantil, sino de una pandemia que ha provocado más de 10.000 muertes en Andalucía.

La segunda ley que tumbó Vox suponía la derogación de las leyes que rigen actualmente la ordenación urbanística (LOUA) y la ordenación territorial (LOTA) y la aprobación de un nuevo texto que, en opinión del Gobierno, suponía un eje fundamental en los planes de reactivación económica. Como bien escribió Jesús Hinojosa esta semana en estas paginas, «se ha generado una situación de incertidumbre e inseguridad que ha cundido rápidamente entre empresarios, técnicos urbanistas y responsables políticos de ayuntamientos que ahora no saben qué camino tomar. La hoja de ruta que la LISTA marcaba para un nuevo urbanismo en Andalucía y se basaba en los principios de simplificación y agilización de los procedimientos, protección de los modelos urbanísticos frente al efecto de sentencias judiciales, y una mayor flexibilidad para las construcciones en suelo rústico, entre otros aspectos. Por el momento, todo eso queda en suspenso».

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Lo peor de todo es que si le preguntásemos a Abascal por la LISTA lo más probable es que la confundiera con alguna amiga o enemiga y fuese incapaz de valorar el impacto que su rabieta va a tener en la economía andaluza.

Una vez más, Vox se ha autoexcluido del sentido común y se ha desplazado hacia los extremos más tenebrosos. No cabe duda de que, echando un vistazo a las tendencias demoscópicas, Vox puede tener un papel decisorio en Andalucía y otras regiones y municipios de España. La pregunta es si va a estar dispuesto a asumir ese rol dentro del juego parlamentario o si va a preferir echarse al monte en una estrategia que le hará ganar debates en las barras de los bares entre los suyos pero que, probablemente, le hará perder relevancia en las elecciones.

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Andalucía debe reafirmarse en su dignidad como territorio autónomo y pararle los pies a aquellos señores de Madrid que se creen con mando en plaza para pedir que se adelanten elecciones, para poner y quitar candidatos o para aprobar o denegar leyes. Y esto no es exclusivo de Vox, sino de todos los partidos. Andalucía está demostrando en esta pandemia, con la contribución de todo el arco parlamentario y de toda la ciudadanía, que es una comunidad sensata y enfocada al bien general. Por eso ahora la única prioridad debe ser la lucha contra el virus a través de la vacunación y la reactivación económica. Como cualquier sistema inteligente, Andalucía debe establecer mecanismos para expulsar de forma natural y automática a todos aquellos elementos tóxicos que lastren la recuperación y debiliten el consenso sobre el sistema de derechos y libertades que bajo los principios de solidaridad y esfuerzo siempre han caracterizado a esta comunidad autónoma.

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