He hecho el mismo ejercicio decenas de veces desde que me llegaron las primeras quejas, allá por Semana Santa. Ponía la pantalla del navegador en pequeño, para poder contar y recontar la lista de todas las frecuencias, no fuera que se me escapara alguna. Para ... las de Málaga no hacía falta darle tantas vueltas, pero para otros sitios, la lista era extraordinariamente larga, y me perdía. Como no me lo podía creer, volvía a repetir el ejercicio, cambiando de días, a ver dónde estaba el truco, esa explicación sencilla que cuando te la enseñan, siempre te preguntas cómo fuiste tan simple de no darte cuenta. Casi deseaba que la hubiera, para sentirme un poco menos frustrado...
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Al final, he llegado a la triste conclusión de que los gestores del Ministerio de Transportes y de Renfe benefician a Cataluña y a Levante con el AVE frente a Andalucía, es todo un agravio de alta velocidad. En este caso, Málaga y Sevilla van de la mano, ambas en el vagón de cola de la recuperación de los servicios después de la pandemia, en la que nos recortaron a todos, pero unos han vuelto más rápido y con mejores prestaciones que otros.
Vale que Barcelona y Madrid tengan que estar hiperconectadas, por ser las dos principales ciudades españolas, con un peso demográfico y económico evidente. La oferta es apabullante, con decenas de AVE convencionales, más los Avlo, que es la marca de bajo coste de Renfe; y además es la única ruta donde ya está Ouigo, la primera operadora de alta velocidad privada. Pero es que Valencia también tiene muchas más frecuencias y el Avlo, por lo que de media el servicio es más económico. Para colmo, nos gana hasta Alicante, que es una provincia que no tiene ni de lejos la marca y el tirón de la Costa del Sol.
Para hacer la sesión completa de masoquismo, vamos a fijarnos en la ocupación de los trenes. Si lo buscan hoy para este viernes, en las otras líneas apenas hay algunas frecuencias completas, lo que significa que hay cientos de asientos disponibles, y a unos precios, en muchos casos, bastante razonables. Hagan la prueba en nuestro caso y verán que no queda ni una sola plaza libre, ya pueden pagar lo que pesa el tren en oro macizo.
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En Málaga no se comprende cómo es posible que una relación con tanto tirón de viajeros como esta tenga mucha menos oferta que otras donde la demanda es claramente inferior. En cualquier empresa (privada) lo lógico sería reforzar el servicio comercial allí donde más se vende. Pero Renfe es una empresa pública dependiente del Gobierno central, y las decisiones se toman, digamos, por otro tipo de razones...
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