Quieren levantar un rascacielos en el dique de levante. No contentos con tener el equipo de fútbol y una glorieta, desde un fondo de Catar han propuesto una torre tan alta como la luna, como la luna. Como la glorieta se la quitamos, entiendo que les dejemos construir el hotel para compensar. Desde nuestros veleros el skyline se verá extraño, como si la ciudad de Málaga hiciera la peseta a los aguerridos marineros y marineras que regresan a ella, pero claro, habrá que tener velero y viento en popa a toda vela. Desde tierra también se verá y hará sombra a la Catedral con sus goteras y al Málaga Palacio con su terraza. Cada mañana, una larga línea de sombra conradiana partirá en diagonal la ciudad de Málaga, mientras el croupier del casino repite que hagan juego, señores. La idea no es del todo mala, aunque claramente mejorable. Yo colocaría en el dique de levante la Catedral, y el rascacielos en la plaza del Obispo. Sería bonito llegar a Málaga por mar y encontrar los muros catedralicios, como los fuertes fuertes de los puertos caribeños o gaditano. El problema es el mismo de antes, necesitamos un velero. En el proyecto del hotel del dique de Levante sigue Seguí, levantino. El premiado y sólido arquitecto ya construyó el estadio de La Rosaleda, donde se entrena nuestro equipo catarí que te vi. También es el autor de la Ciudad de la Justicia, por lo que recibió un justo premio.

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El impacto visual del rascacielos será enorme, claro. Aquí no estamos acostumbrados a edificios tan altos. En otras partes no es así, mira Shanghái o Hong Kong, o Nueva York, donde hasta Trump tiene uno para él solo (lo que diría Freud de Trump y su rascacielos). No me extraña que Trump quiera enviar gente a Marte, si el planeta rojo le queda casi al lado de su azotea.

Da vértigo pensar en el rascacielos. El horizonte desde arriba estará mucho más allá que desde abajo. Lo bueno del debate, y de la oposición al proyecto, es que se exigirán unas garantías y un seguimiento que no habría en caso de acuerdo total. Como soy tonto, a mí más que el impacto visual me preocupa lo que cobrarán las camareras de piso del hotel, el salario del vigilante de seguridad que me dirá a dónde te crees que vas. O que la noria salga rodando rodando un día de temporal y tire el rascacielos sobre la playa de la Malagueta. Lo bueno es que como sería día de temporal apenas aplastaría a nadie. Deberíamos exigir a los cataríes que se traigan una cuña gigante, una cuña de coña, para calzar la noria. Trump es que no nos va a hacer caso, pero ya puestos podríamos exigirle que en la primera misión tripulada a Marte vaya él, con una escafandra que no le estropee el peinado. A lo mejor la única obra humana que se ve desde Marte es el rascacielos del puerto, pero no creo, no es para tanto.

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