Los 'play-offs' son así. Un resultado favorable lo cambia todo. Ayer ocurrió en Málaga, porque el Unicaja dominó totalmente al Bayern a partir del segundo cuarto. Pero todavía resulta más importante la evolución de su juego, más equilibrado de que nunca, con muchos tiros libres y un control apropiado de las pérdidas de balón.

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Contragolpes

Para empezar, Plaza insistió con Lafayette de base titular. Ambos técnicos mostraron criterios distintos en la asignación de hombres, ya que Lafayette vigilaba a Redding, mientras este se emparejaba en defensa con Nedovic. En los primeros compases, el ataque malagueño, más equilibrado de otros días, alternaba los tiros exteriores con los pases a Musli cerca de la canasta alemana. Djordjevic, más activo en los cambios de jugadores, mandaba al banquillo a todo el que se ahorraba algún esfuerzo atrás. El cuadro alemán se mantenía en la línea del martes: mejor en defensa y rebote, y como consecuencia, con más oportunidades de contraataque y canastas fáciles.

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  • La enorme influencia que tuvo Alberto Díaz en el cambio que dio el partido en un segundo cuarto de claro dominio local, que resultó decisivo para el triunfo del Unicaja.

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  • Las dificultades del Unicaja en el rebote, que ayer no le pasaron factura por las pérdidas y los errores visitantes en el tiro a lo largo del encuentro.

Más calor

Como es habitual, el Unicaja empezó el segundo cuarto con cinco suplentes. Los locales, sin Musli, carecían de peligro interior y el cuadro bávaro, por su parte, insistía en el contragolpe. Pasados unos minutos, Plaza introdujo a Díaz para jugar con dos bases y ordenó el retorno de Musli porque Omic era inofensivo. Djordjevic no paraba de rotar a sus hombres, que se multiplicaban atrás para no permitir los tiros del perímetro local y poner obstáculos a Musli cerca de la canasta. La presencia de Alberto se tradujo en una notable mejora defensiva, que dotó al Unicaja del ritmo necesario para boltear el marcador desde la línea de tiros libres.

Dos caras

Plaza mantuvo a Díaz tras el descanso, pero dio entrada a Brooks y Nedovic. Una de cal y otra de arena con la búsqueda del necesario equilibrio entre ataque y defensa. El escolta serbio acaparaba las iniciativas locales y el Unicaja tenía más peligro en ataque, aunque su defensa ya no era la misma. El cuadro local era el dueño del partido, pero cuando las faltas, el cansancio o lo que sea mandaron a los cinco hombres del Unicaja al banquillo, el partido volvió a cambiar de signo, esta vez a favor del Bayern.

Alberto Díaz

El Unicaja arrancó el último cuarto con trece puntos de ventaja. La defensa bávara era cada vez más intensa y al Unicaja le costaba anotar. Las carencias del juego colectivo las suplió Díaz con acciones individuales que confirman su madurez. Como la defensa local se mantuvo a gran nivel, el cuadro alemán no encontraba vías de anotación, porque su tiro exterior fue malo. Para rematar, como otras veces, Plaza dispuso de un quinteto pequeño con tres bases para mantener la actividad del equipo tanto en defensa como en ataque. Lo cierto es que después del partido de anoche, el Unicaja viajará a Múnich convencido de que es capaz de vencer a los alemanes si repiten una actuación como la del partido de ayer.

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