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POR AHORA

Buscando la fórmula

JOAQUÍN L. RAMÍREZ

Domingo, 11 de diciembre 2016, 08:50

Ante esto que ya llaman con insistencia el 'cambio de era', Cuba no se quedó atrás y sacó billetes para participar. Con la muerte de Fidel han surgido ilusionadas esperanzas de cambio y laureados epitafios del 'defensor de la dignidad'. Casi 60 años de dictadura para proteger la revolución de un pueblo que se ha mantenido en una suerte de pobreza ilustrada aferrada a mil causas de justificación, todas insostenibles.

Dicen que la caída del Muro de Berlín fue el primer y precoz paso del inicio del siglo XXI y que la muerte de Fidel Castro es el último acto de este primer capítulo. Ya parece demostrado que son tiempos de cambios profundos y originales experiencias. Mientras, con indisimulada alarma, se ordena la investigación del presunto hackeo ruso del proceso y los mecanismos de las elecciones presidenciales de USA, presumidamente en favor de la victoria de Trump. Suma y sigue.

Cameron y Renzi buscaron denodadamente erigirse en referencia histórica de liderazgo y tuvieron que marcharse. La crisis trajo ajustes y sacrificio a un occidente cuya larga experiencia de prosperidad impide entender casi cualquier inconveniente. No son tiempos de dar por hechos apoyos ciegos e incondicionales. Hay multitud de factores que inciden directamente en el cuestionamiento de las decisiones y sus responsables.

Por ahora, no se divisa en el horizonte ningún otro envalentonado dirigente que tenga proyectado que su pueblo le siga por el desierto con destino más o menos desconocido, salvo sorpresa. Por si acaso, no debemos dejar de echar un ojo ni a la batalla de Francia, con Le Pen, Fillon y Valls, ni a como se desenvuelve el populista halcón americano Trump y sus inquietantes anuncios de medidas futuras.

Hace pocas fechas, Barack Obama, en la tourné preparatoria de su despedida, animaba a los unionistas europeos a perseverar en el fortalecimiento y saludable continuidad de la Unión Europea. Obama disertó sobre su admiración al proceso europeo afirmando que se trata de una experiencia única y tan positiva como imprescindible. Es curioso que, desde fuera, se acaben por tener más claras las ideas sobre la UE que una buena parte de sus propios protagonistas. El 'Brexit' será un dispendio histórico al que se ha llegado con inmensos errores de cálculo y una importante dosis de frivolidad. Y no hay en este reproche ninguna porción, de momento, para la Premier May, que se ha encontrado con un formulado mandato al que dar efectivo cumplimiento.

De otro lado y en paralelo, se anuncia el alto el fuego, tregua o cese de hostilidades bélicas de sirios -¿y rusos?-, para la ciudad de Alepo, mientras se recrudece y aumenta el cerco de Mosul. Parece cantada la derrota del Califato Isis con la alarmada duda de por dónde saldrá esta corriente terrorista, una vez pierdan sus más emblemáticos enclaves territoriales.

Tras sofocar el intento de golpe de estado turco y anunciar con dureza de lenguaje la detención y represión de sus responsables, Erdogan ha dado aviso de que el cheque europeo para costear la acogida de refugiados ni es para siempre ni tendrá continuidad. Ello sea dicho, si no comienzan a atenderse las demandas de Turquía para avanzar en su integración en la UE. Las tradicionales objeciones para el ingreso de los turcos en las instituciones europeas ven debilitarse sus argumentos de forma progresiva y las respuestas europeas empiezan a urgir.

Se acerca la Navidad. Mientras se corta el tráfico en la Gran Vía madrileña con originalidad y controvertidas razones y cientos de espontáneos colocan pequeños nacimientos individuales en la Puerta de Alcalá, el consumo ciudadano promete ser histórico en toda España. Al acostumbrado lamento patrio de culpabilidad por la celebración de macropuentes, comparándonos en falso con otros países de nuestro entorno, cuya verdadera incidencia festiva desconocemos por completo, han salido a oponerse apabullantes cifras de actividad económica y empleo. También las fiestas son y producen prosperidad, quizá debiéramos guardar las manifestaciones de mala conciencia para otros acontecimientos y sucedidos mucho menos discutibles. De un modo u otro, la fórmula no termina de llegar, hambruna, guerra, refugiados y terrorismo, sí que son palabras de dramático significado, que se repiten y repiten, y que nunca, a lo largo de la historia, acabamos de desterrar.

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