Hay aproximadamente un millón de metros cuadrados de posibilidades en el puerto de Málaga. Hay que verlo así. La capital ya tiene poco margen de mejora en lo que es la almendra del casco histórico, que ha experimentado una mejora espectacular en las últimas dos décadas. Pero no basta, no hay que parar. Y el puerto es la zona para seguir la transformación de la ciudad. Este recinto, que tiene una extensión terrestre de 1.150.884 metros cuadrados, ha estado demasiados años olvidado. Quizá se estuvo a la espera de un renacimiento comercial que nunca llegó. No se debe olvidar que en lo que antes se llamaba pescadería trabajaban miles de personas, cuando era una potencia exportadora de pescado para toda España a través del ferrocarril y del transporte por carreteras. Pero ahora gran parte del puerto no es más que un descampado. El gran reto es convertirlo en una gran zona de ocio. Ya se ha dado un paso de gigante con Muelle Uno. Hay un antes y un después de esta actuación. Este es uno de los proyectos transformadores de verdad de la ciudad. Ha aportado un claro valor añadido. El proyecto del hotel de cinco estrellas en el dique de levante es una buena oportunidad para seguir avanzando en este sentido. La ciudad está huérfana de rascacielos, sin duda, un símbolo arquitectónico que aquí no ha encontrado su sitio. Hay como una especie de prejuicio con este tipo de edificaciones, pese a que está presente en las principales capitales del mundo. Si fuera por la postura conservadura de algunos, Nueva York no hubiera existido nunca. Hay que perder el miedo a los cambios estéticos. Si no hubiera sido así no existiría ni el arte románico, el gótico o el renacentista. Un problema añadido puede ser el burocrático. En eso nunca hay cambios. Aquí se tarda mucho más en decidir una cosa que en llevarla a cabo. No hay que irse muy lejos. Ahí está el ejemplo del Muelle Uno. A ver si no aburrimos a los inversores del hotel. El puerto debe coger de nuevo velocidad para cambiar y no caer otra vez en el ostracismo. El PSOE ha olido que este recinto es vital para seguir cambiando Málaga. No es casual que el grupo municipal del PSOE, la autoridad portuaria, que también pertenece a este partido, y el mismísimo secretario provincial de los socialistas estén capitalizando la conversión del puerto, al apostar de una manera diáfana por el hotel de 135 metros de alto y por que el muelle 4 sea una gran zona comercial. Son dos proyectos de vital importancia. Pero no deben ser los únicos. Hay nada menos que un millón de metros cuadrados de oportunidades...

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