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LA ROTONDA

Eterna burocracia

Ignacio Lillo

Miércoles, 21 de septiembre 2016, 09:55

Es lo único que sobreviviría a una bomba nuclear. No hay en la democracia española nada más fuerte, más sólido ni más intemporal, porque precisamente es el tiempo lo que le sobra. Incluso sin Gobierno, ella sigue siempre ahí, estática, lista para bloquearlo todo justo en el momento más ilusionante. A lo largo de la historia reciente muchos de los grandes pensadores le han dedicado citas célebres a la temida burocracia. Mi favorita es la de Carlos Castillo Peraza, intelectual, periodista y político mexicano, a quien se debe su mejor definición: «El arte de convertir lo fácil en difícil por medio de lo inútil». Magistral.

También es buena, por su colorismo romántico, decimonónico y evocador, aquella otra que dibujó Honoré de Balzac: «Un mecanismo gigante operado por pigmeos». Mientras, con su tono siempre depresivo, Franz Kafka entonó aquello de: «Toda revolución se evapora y deja atrás sólo el limo de una nueva burocracia». Sin perder de vista el factor intencional del burócrata profesional, el pensador italoargentino José Ingenieros la definió como «una convergencia de voracidades en acecho». Para no cansarles más con citas, cierro el párrafo con la advertencia del estadounidense Rick Warren: «La burocracia amarra al progreso. Evítala si te es posible».

A propósito del fino arte de mover papeles hacia ninguna parte, o en círculo, resulta que en Málaga tenemos uno de esos proyectos que puede ser determinante para el futuro y que está sujeto, precisamente, a la capacidad de frenado en seco de los burócratas. El hotel de lujo previsto en el Dique de Levante del puerto tiene un amplio consenso institucional y político. Cuenta con un proyecto redactado que gusta a la mayoría, y una empresa con el capital (120 millones de euros de nada) y los conocimientos técnicos necesarios para llevarlo a cabo y explotarlo.

Entonces, se diría un pobre inocente bajo el prisma del sentido común de las personas sencillas, ¿no le falta nada? Obviamente, sí: meses (veremos si no son años) de tediosa burocracia y las gloriosas aportaciones de mucha gente que va a ver en el papel que necesita su firma una oportunidad de justificar su sueldo de por vida. Ya se sabe que el peso institucional, político, administrativo o en toneladas métricas de demasiada gente en la Administración y en las instituciones es directamente proporcional al coñazo que sean capaces de dar, durante cuánto tiempo y en qué magnitud.

Igual para cuando queramos dar el trámite por terminado, la burocracia se habrá tragado la torre con sus 135 metros y no encontrará dónde escupirla.

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