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Reflexiones al sur

Cruyff

javier imbroda

Lunes, 28 de marzo 2016, 10:00

La llegada de Cruyff a España fue en aquel lejano 1973. Mis 12 años de entonces no sabían más que aquel espigado futbolista había revolucionado ese deporte en el Ajax. El padre del fútbol moderno. Una especie de beatle del deporte de aquel tiempo. En mi casa mi padre simpatizaba con el Barça, y por ende mis hermanos y yo. Esto de ser aficionado a un club tiene mucho que ver con lo que vives de pequeño junto a tus mayores.

Esa simpatía se fue diluyendo cuando mi padre empezó a vislumbrar la deriva de un club (admirable en lo deportivo, rechazable en lo institucional) que se puso al servicio de esa ignominia llamada independencia, y convertirse en un instrumento del mismo. Una simpatía hurtada a tantos y tantos aficionados al Barça.

Volviendo a aquella época, siempre recordaré aquel histórico 0-5 en el Bernabéu que vimos en blanco y negro y que disfruté junto a mi padre. Nos abrazábamos como si nosotros hubiéramos sido partícipes de las jugadas de gol. En medio de aquella exhibición futbolística, se erigía la figura mítica de Cruyff. Tras no sé cuántas temporadas sin ganar la Liga, Cruyff, con todo el equipo a su alrededor, conquistaba el campeonato para el Barça. El resto es historia. Hasta donde yo conozco, Cruyff fue el primer futbolista que le puso cerebro a las botas.

Su genio se trasladó fuera del césped y lo prolongó en el banquillo, donde hizo campeón al Barça en la Copa de Europa por primera vez, pero, sobre todo, por marcar un estilo de juego y una mentalidad que tanta influencia causó a nivel mundial, y en particular en España. Un legado que permanecerá en el tiempo. Se fue uno de los grandes de siempre. Descanse en paz.

Pinceladas

¿Una estrella equivale a futuro gran entrenador? Hace bastante tiempo me hice esta pregunta. Tras reflexionarla y observar el comportamiento de las estrellas cuando están en activo, mi respuesta fue concluyente: no. Cruyff fue una excepción (hay alguna más, pero solo eso, excepción). En el Barça tienen lo más difícil de conseguir en el mundo de la alta competición, una escuela y un camino que marcó el ya inolvidable Cruyff. Aquellas estrellas que pasaron por ese estilo y mentalidad como Xavi, como lo serán Iniesta o Busquets, como lo ha sido Guardiola o lo es ahora Luis Enrique, serán candidatos a ocupar ese banquillo. Las estrellas no tienen las condiciones necesarias para ser entrenadores. Tienen el conocimiento, la brillantez, pero no tienen ni la pedagogía ni la paciencia para enseñar. Como entrenador, una estrella lo normal que provoque es frustración, para sí mismo y para los demás. En muchas ocasiones los clubes contratan al mito, al nombre. Callan al respetable por el inmenso respeto que produce su pasado. Un pasado que suele tener un recorrido corto en el complejo oficio de entrenar. Las estrellas no suelen tener una trayectoria como casi todos la hemos tenido. Su nombre les impide tenerla, y se equivocan. Directamente quieren entrenar al gran equipo. Necesitan rodearse de grandes jugadores que resuelvan situaciones imprevistas que tantas veces se presentan, como ellos mismos lo hacían. Si quieren ser cómodos inquilinos del banquillo, deben dejar de ser prisioneros de su pasado. Solo las excepciones lo consiguen.

Renovación de Gracia. Una de las mejores noticias futbolísticas de los últimos días. No tiene el glamour de otros, pero tiene el respeto de un equipo y una ciudad, producto de su gran trabajo a pesar de tantos imponderables que la propiedad del club ha generado desde su llegada. La desconfianza que provoca el club la compensa el entrenador con su buen hacer. Si algún día coincidieran

¿Salida de Plaza? En la otra acera, cada día que pasa, más fuerza coge la salida de Plaza al finalizar la temporada. Tras dos magníficas temporadas, más esta de penalidad (de momento), parece asomarse una especie de divorcio que se lleva con discreción. Veremos en estos meses si finalmente se consuma la separación o si, por el contrario, se produce un nuevo flechazo. Es lo que tiene la élite, tanto quieres o rechazas en tiempo record. Un desequilibrio que muy pocos saben equilibrar.

Cambio de hora. Pobres delegados de equipo. ¿Cuántas veces habrán recordado a los jugadores lo del cambio de hora?

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