Errores, errores, errores...

El gafe del Valencia en La Rosaleda es ya un clásico de la Liga. Ayer, sin merecimiento alguno, el equipo de Neville se llevó los tres puntos del campo de Martiricos. No es la primera vez que eso ocurre. El equipo levantino no necesitó hacer mucho para ganar porque tuvo ayudas. Las primeras, las arbitrales, que verá analizadas el lector con detenimiento por nuestro experto en esas lides, Antonio Martín Navarrete. A grandes rasgos, lo de González González fue de juzgado de guardia. Actuó el trencilla como esos toros que cuantas más puyas recibe más se crece. Cometió varios errores al principio y el público se le echó encima. Lejos de arredrarse, el castellano-leonés se vino arriba. De nuevo un gol del rival del Málaga fue obtenido de manera irregular, ya que Kameni fue pisado por Cheryshev en el lance previo al empate del conjunto valencianista. El ruso anotó el gol de la victoria de su equipo tras una desafortunada decisión de Charles: en un contragolpe local, el brasileño se empeñó en darle el balón a Camacho hacia la izquierda, donde más adversarios había, cuando en la derecha se encontraban tres blanquiazules solos.

A la manita que le echó el árbitro al Valencia se unió la del entrenador malaguista, que a la lesión de Cop reaccionó dando entrada a Horta. Chory Castro pasó a ser segundo delantero. Grave error doble, ya que el Málaga perdió desborde en la banda izquierda, así como capacidad de presión arriba. Parecía más lógico haber metido a Santa Cruz junto a Charles. El uruguayo fija a los centrales y abre espacios para la irrupción de compañeros desde atrás. También pudo haber mantenido a Chory en su sitio y colocado a Juanpi de medio punta. El error quedó ratificado cuando Gracia retiró a Horta, que había entrado antes, algo que no suelen hacer los entrenadores, con lo que señaló al luso.