Partidazo de un Málaga muy fino

Definitivamente, al Málaga se le da bien jugar con los 'grandes'. «¿Cómo? Pero si se enfrentó al Eibar...», puede responder alguien. Pues por eso lo digo, porque el conjunto vasco es un 'grande' de esta Liga. Con 33 puntos antes de disputarse el partido de ayer y en puesto de Liga Europa, los discípulos de Mendilibar ratificaron su condición de equipo fuerte. Pero ayer se encontraron con la horma de su zapato, un rival vestido de blanquiazul que recuperó la senda del triunfo en un campo complicado. De hecho, el bastión de Ipurua solo había sido asaltado con éxito esta temporada por el Madrid y el Atlético, dos de los tres primeros.

El Eibar recibió a las huestes de Javi Gracia con una asfixiante presión que impedía a estas tener el balón más de cinco segundos. Ayudado por un césped en un estado lamentable que perjudicaba al equipo con mejor toque, el conjunto local no dio respiro al adversario. Pero el Málaga no perdió nunca el sitio y fue desperezándose poco a poco amparado en sus dos torres del centro de la zaga. El partido realizado por Albentosa y Filipenko fue para enmarcar. Desde abajo construyó el edificio el conjunto blanquiazul, que tuvo en Chory Castro y Juanpi a otros dos baluartes a destacar, sin desmerecer al resto. Entre ambos gestaron el 'psicológico' gol del último minuto de la primera parte. Recibió el uruguayo en la izquierda y centró raso hacia el primer palo, donde apareció el venezolano con una de las múltiples sutilezas con que nos obsequió, aunque tuvo un error garrafal que pudo costarle el triunfo a su equipo. Con la portería vacía, se precipitó a la hora de sentenciar. Menos mal que Santa Cruz estuvo a la altura de su categoría para hacer ese 0-2 con el que seguro respiró profundamente Juanpi.