De la misma forma que las noticias malas nunca vienen solas, a las buenas les sucede igual (a veces). A la importante victoria del Málaga ante el Atlético de Madrid se ha unido la sanción a Michel Platini. Al que fuera máximo dirigente de la UEFA, que castigó de forma injusta al equipo blanquiazul utilizándolo como conejillo de Indias en sus ansias por frenar los desmanes de los clubes, le han hecho ingerir una buena dosis del aceite de ricino que él utilizó. También ha sido sancionado con ocho años de inhabilitación el mandamás de la FIFA, Joseph Blatter, amigo del francés. ¡Hay un Dios muy grande! Al frente del fútbol europeo se queda ahora de forma interina el presidente de la Federación Española, Ángel María Villar, que no movió un dedo para evitar la sanción a un equipo español como el Málaga y que se ha eternizado en su cargo contra viento y marea, pues tiene como enemigos nada menos que a los presidentes de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, y del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal.

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Al Málaga y a los malaguistas lo único que les queda es alegrarse del castigo a Platini, porque ya nadie va a restituirlos por aquella sanción desmedida con nocturnidad y alevosía.

Un día antes, la gran noticia para las filas blanquiazules fue el triunfo ante el Atlético de Madrid, que llegó como agua de mayo en un diciembre caluroso. Los hombres de Gracia llevan cuatro partidos sin perder, con ocho puntos acumulados en esos encuentros, casi la mitad de los sumados en los doce anteriores. La victoria ante el equipo rojiblanco fue mérito del conjunto de La Rosaleda, no demérito del rival, que quede claro.

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