Ha puesto el Málaga el turbo en su particular lucha por salir de los puestos de descenso. Con siete puntos en los tres últimos partidos, el salto del equipo blanquiazul ha sido espectacular si se tiene en cuenta que en los trece encuentros anteriores acumuló solo diez puntos. No es para echar las campanas al vuelo, pero el triunfo de ayer frente al Atlético de Madrid es para afrontar lo que queda de Liga con mejores perspectivas. El grupo entrenado por Javi Gracia fue superior a su adversario durante todo el tiempo.

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Lleva cuatro partidos sin perder este Málaga desconcertante. Habrá que escudriñar mucho los datos para encontrar a otro equipo que en la historia de la Liga le saque más rendimiento a sus goles que el conjunto de La Rosaleda. Diecisiete puntos con solo diez tantos a favor son cifras que requieren un detenido análisis. Una primera explicación que puede encontrársele a ello es que el equipo malaguista es el tercero menos goleado. La combinación de esos dígitos lo ha aupado a la decimotecera posición. Gracia respira tranquilo a la espera de los refuerzos del mercado invernal, por lo que es de esperar que el equipo blanquiazul solo vaya a mejor a partir de ahora.

El Málaga fue mejor que el Atlético cuando jugaban once contra once, y, por supuesto, tras la expulsión del suavón Gabi. (Por cierto, Mateu le perdonó la segund amarilla tres minutos antes al rojiblanco, que le dio una patada sin balón a Cop. Para evitar la sanción, el colegiado no pitó ni falta ante la indignación de los jugadores locales).

Las huestes blanquiazules, que ayer ofrecieron una versión que recordó a la etapa de la Champions, sometieron al adversario a un asedio de los que hacen época y que no dio más frutos porque el gol se les resiste esta temporada hasta límites insospechados.

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