Desaprovechó el Málaga una gran oportunidad de haber logrado el primer triunfo de la Liga fuera de casa frente a un Athletic que estuvo 74 minutos con diez jugadores si tenemos en cuenta el tiempo añadido en las dos mitades. Pero no está el equipo blanquiazul para muchos trotes. La prueba es que dejó transcurrir uno de los dos minutos de descuento al final con el balón en su poder. Prefirió conservar el 0-0 a buscar un centro al área hacia Santa Cruz, siempre poderoso por arriba. Cuando se decidió a hacerlo, el envío de Rosales al área pareció pateado por un infantil, porque el balón se levantó apenas tres palmos del suelo y fue despejado con facilidad por un zaguero local.

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Antes de empezar el partido muchos malaguistas habrían firmado el empate, tal es la inercia negativa de las huestes de Gracia en esta Liga que se le ha atravesado de forma preocupante. Pero con la expulsión de San José en el minuto 19 se podía haber esperado algo más del Málaga. Fue al contrario. El Athletic se enrabietó con la roja a su medio centro y buscó con ahínco la portería rival. Supo el equipo blanquiazul frenar una y otra vez esas acometidas, pero le faltó darle la vuelta a la tortilla y atosigar al Athletic. Los malaguistas solo crearon peligro real por medio de Recio al borde del área pequeña tras buen pase de Charles, pero Iraizoz repelió el cuero con la cara. (Por cierto: el Athletic debería haber terminado con nueve, porque Williams fingió un penalti cuando tenía tarjeta amarilla. Por no hablar del camorrista Raúl García, que se pasó el partido intimidando a los rivales, haciendo teatro y protestándole al árbitro).

El Málaga podría salir de puesto de descenso si el Levante no le ganara al Espanyol, pero con siete goles a favor en catorce partidos y ninguno fuera de casa los augurios son pésimos.

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