Sin goles no hay triunfos

Tres goles en contra y tres derrotas. Demasiado castigo para el Málaga. Los rivales saben que les basta con poco para imponerse a un equipo blanquiazul que no encuentra el rumbo en estos albores de una temporada que lleva camino de hacerse muy larga si no se da un fuerte golpe de timón. Pero sucede que en el horizonte está la visita al campo del Real Madrid, que solo lleva un gol en contra en cinco partidos y ve a los demás equipos desde la atalaya del liderato.

Del nivel actual del Málaga habla a las claras que Marcelino se permitiera el lujo no solo de hacer rotaciones ya en la quinta jornada, sino de cambiar a casi todo el equipo. No jugó Samu Castillejo, ovacionado cuando salió a calentar y cuando el encargado de la megafonía los nombró a él y a Samu, titular ayer, pero condescendiente con un Málaga en horas bajas. Sin ser el de la jornada anterior, cuando venció con claridad al Athletic, al Villarreal le bastó con mostrar su solidez y su control del juego para superar al rival.

Puestos a buscarle algo positivo al penoso momento del conjunto entrenado por Gracia, el dato esperanzador es la vuelta del deseado Weligton. El central brasileño volvió a dar una lección de jerarquía, saber estar e intimidación ante los adversarios, que saben cómo se las gasta. Con el central sudamericano en plena forma tiene el entrenador pamplonés un punto de partida para la mejoría, que debe que llegar por fuerza, sobre todo cuando Camacho y Santa Cruz estén recuperados de sus respectivas dolencias.

La nota negativa la puso Tissone, con un gol en propia meta fruto de un lance que nunca debió producirse. Lanzarse en plancha en el área pequeña para despejar mirando a tu portería solo puede tener una consecuencia, y nunca buena.