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La lupa

Todo menos fútbol en La Rosaleda

Juan Antonio Morgado

Lunes, 14 de septiembre 2015, 00:33

Los casi veinte mil espectadores que se dieron cita en La Rosaleda se llevaron una decepción enorme. Y no porque el Málaga siga empeñado en no ganar esta temporada, sino porque pagaron por ver un partido de fútbol y asistieron a un bochornoso espectáculo (había también aficionados del Eibar, por supuesto). Cualquier parecido con el deporte para el que se dieron cita los asistentes al campo de Martiricos es pura coincidencia. El equipo de Gracia empezó bajo mínimos el encuentro, muy espeso en todas las líneas, sin ideas, y lo terminó en las mismas, con pases errados a tres metros y una pobre imagen que necesita borrar de un plumazo si no quiere que la afición, que empezó a pitar a la media de hora de juego, se aburra antes de tiempo y le dé la espalda.

Y eso que la parroquia blanquiazul se conformaba con poco. Prueba de ello es que jaleaba los saques de esquina como si fueran goles, ilusionada ella (la esperanza es lo último que se pierde) en que sonara la flauta. Porque no se trataba de otra cosa. O el gol llegaba en algún lance aislado o no veríamos uno aunque hubiesen estado jugando toda la noche ambos equipos. El feo cariz de la noche podría haber cambiado si Charles hubiese acertado con la portería contraria en un precioso centro de Amrabat. Se anticipó el brasileño a su marcador, pero el guardameta Riesgo interceptó el remate con el cuerpo. Podía haber sido uno de esos goles llamados psicológicos, porque faltaba poco más de un minuto para llegarse al descanso. El 0-0 deja tan mal sabor en el paladar de todos los que tenemos algo que ver con este negocio que no sé si merece la pena acordarse del bello y sutil caño que Boka le hizo a Keko. Fue en el minuto 9. ¡Hace tanto tiempo...!

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