Málaga y su (baja) oferta de ocio
Las ciudades deben satisfacer la necesidades de sus habitantes, de la mayoría de ellos y no solo de minorías selectas
PPLL
Domingo, 28 de junio 2015, 19:11
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Domingo, 28 de junio 2015, 19:11
El debate en una ciudad sobre el modelo de ocio no es irrelevante, porque la idea de ciudad es inconcebible sin el ocio. Se trata de lugares para vivir, para producir y para disfrutar, en definitiva para satisfacer las necesidades de sus habitantes, de la mayoría de ellos y no solo de pequeñas élites culturales, sociales o económicas; y las ciudades más competitivas son aquellas que destacan en todos los planos, como se pone de manifiesto en los rankings globales desde Naciones Unidas al Barómetro Saffron. De hecho, el ocio ha adquirido en la modernidad un rol determinante en la calidad de vida urbana pero también como motor de desarrollo explorando el papel de las industrias creativas, culturales y deportivas. De ahí la importancia creciente de las políticas públicas para promover iniciativas. En el caso de Málaga, cabe valorar un progreso espectacular en oferta cultural y deportiva durante las últimas décadas, pero sobre todo en el siglo XXI, con fuerte especialización en pinacotecas (Museo Picasso, Pompidou, Museo Ruso, Thyssen, CAC, etcétera) y el déficit del auditorio, pero también con importantes instalaciones deportivas con el Palacio Martín Carpena, Estadio de Atletismo Ciudad de Málaga, el Centro Acuático, etcétera. ¿Puede decirse lo mismo del ocio? Es una pregunta muy pertinente para los habitantes de la ciudad, pero también para los visitantes, sobre todo en ciudades con clara vocación turística. No en vano la Organización Mundial del Turismo (OMT) define éste como el conjunto de actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares diferentes a su entorno habitual. Cualquier visitante, al llegar a una ciudad en sus vacaciones familiares, se interesa por su oferta de ocio. Y en Málaga se constata una escasez significativa de ésta. Ciertamente en esa idea de la Costa del Sol como megaciudad, puede encontrarse una amplia variedad de iniciativas enfocadas al turista (parques de atracciones, zoológicos, acuarios, botánicos, aventura, pista de hielo, etcétera) pero el habitante de Málaga percibirá que en la capital hay un notorio déficit, más allá de los centros comerciales. La mirada sociológica puede apuntar dos características: un tipo de ocio muy vinculado al disfrute del entorno, que se expresa en la ocupación de terrazas sobre todo ante el mar; y la falta de costumbre en aplicar parte del presupuesto familiar en otros ocios, de modo que ofertas gratuitas como la Noche en Blanco o las puertas abiertas de La Concepción sí atraen a miles de personas, o incluso la llegada de un gran transatlántico al puerto. Pero hay que destacar sobre todo un factor clave: la falta de iniciativas empresariales privadas. En una ciudad con medio millón de habitantes, y el mayor crecimiento nacional como destino de turismo urbano, hay masa crítica para proyectos ambiciosos. Las instituciones deberán favorecer, y no entorpecer, el desarrollo de esas iniciativas, con imaginación, sin prejuicios y por supuesto con respeto a la calidad y la identidad de la ciudad; así como promover que nuevos espacios como Campamento Benítez o Arraijanal se conviertan en áreas de oportunidad. Una ciudad sin una buena oferta de ocio difícilmente se puede catalogar de gran ciudad.
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