Definitivamente, el Málaga es un chollo para los equipos necesitados de puntos. De nuevo ejerció el equipo blanquiazul de bálsamo de Fierabrás para un rival que necesitaba un ungüento que lo sanara. Frente a un adversario que llevaba solo un punto en los 11 partidos de la segunda vuelta, las huestes de Gracia volvieron a ejercer de ONG. Y no será porque el preparador malaguista no ha repetido por activa y por pasiva que su equipo necesitaba mejorar la imagen en los partidos de fuera... y concretamente frente a rivales inferiores en teoría, añade este periodista. Se ha convertido el conjunto blanquiazul en el equipo al que todos los conjuntos en apuros desean enfrentarse. No busque el lector explicación a esta tendencia, porque no la va a encontrar por mucho que ahonde en teorías.
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Encajó de nuevo el Málaga un gol a balón parado. Se veía venir, porque los saques de esquina en la ratonera de Ipurua son especialmente peligrosos para el equipo que los recibe, y si es el forastero, más todavía. En esta ocasión, fue Javi Lara el que puso en juego el balón con una rosca envenenada a pie cambiado desde la izquierda que consiguió su propósito. Pugnó Angeleri con Arruabarrena en los instantes previos al lanzamiento, pero el jugador local se zafó de la vigilancia del defensa argentino durante los instantes necesarios para rematar a placer en el segundo palo. El Málaga es de los pocos equipos que tropieza más de dos veces con la misma piedra. Y las que quedarán...
Confeccionó Gracia la alineación con la vista puesta en el duelo del sábado contra el Atlético de Madrid. Le dio descanso el técnico pamplonés a Sergi Darder, Samu y Amrabat. En principio, la intención era buena, porque ganarle al equipo rojiblanco en La Rosaleda es un caramelo apetecible, pero también es lícito pensar que en Ipurua tendría que haber salido con los mejores, ya que el adversario presentaba todas las características para hincarle el diente. No fue así y ya es tarde para lamentarse. Intentó enmendar la plana Gracia en la segunda mitad, con dos cambios tempraneros. Entraron Samu y Amrabat en el primer cuarto de hora de la reanudación tras marcar el Eibar, pero el equipo blanquiazul estaba sumido ya en esa indolencia o escasa motivación que le transmiten los equipos que esta temporada no son de su Liga. El internacional marroquí sí pudo haber salido desde el principio, porque necesita rodaje tras su reiterada suplencia solo rota ante la Real Sociedad. Para colmo, Gracia no agotó los tres cambios, cuando debería haber buscado algún revulsivo de última hora.
No creó el Málaga ocasiones claras de gol en todo el partido, y las que pudo haber tenido se las negó el árbitro. Gil Manzano le escamoteó dos penaltis al equipo blanquiazul, uno por derribo de Añibarro a Horta (minuto 25) y otro por empujón de Bóveda a Juanmi (minuto 63). Definitivamente, el colegiado extremeño le trae mala suerte al Málaga, aunque también hay que señalar que le anuló un gol a Arruabarrena en el minuto 28 por un fuera de juego que no lo fue.
Pone fin el equipo entrenado por Javi Gracia al quinteto de partidos que en la primera vuelta le otorgó otros tantos triunfos. Fueron 15 puntos que supieron a gloria y que le permitieron dar un gran salto de calidad. Aunque repetir la hazaña no era fácil porque los rivales suelen apretar los dientes en este tramo decisivo de la competición, ni el más pesimista esperaba que solo se lograran cuatro puntos.
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