De la noche al día

Me lo comentaba un amigo el lunes a la salida de La Rosaleda: «¿Cómo puede cambiar tanto un equipo?» No hacía falta que precisara más. Se refería el aficionado blanquiazul, bufanda del Málaga al cuello y sonrisa de felicidad en el rostro, al contraste, como de la noche al día, que había entre el partido de Copa contra el Athletic y el de Liga frente al Valencia. Solo habían pasado cuatro días, pero daba la impresión de que el lapso de tiempo transcurrido entre un partido y otro no solo era de semanas, sino que pertenecían a temporadas distintas. El equipo de Gracia no solo ofreció un juego antagónico entre ambos compromisos, sino que lo hizo peor ante el conjunto en teoría inferior, y mejor, contra el superior.

Visitaba La Rosaleda un Valencia que solo había perdido tres veces y acababa de vapulear a otro de los 'gallitos' de esta campaña, el Sevilla. Pero el Málaga 'bueno' lo frenó en seco. Se preguntaba mi interlocutor si realmente su equipo había mostrado el interés que quizás merecía este año la Copa, con un duelo accesible en semifinales en el horizonte, porque seguía sin explicarse el juego desplegado en San Mamés.

El Málaga mantuvo su portería a cero por octava vez en lo que va de Liga. Esa es la clave de los 35 puntos que acumula y el séptimo puesto ocupado en el torneo de la regularidad, ya que la media de goles a favor (1,14 por partido) es mejorable. El lunes desperdició varias ocasiones, errores de los que no tuvo que lamentarse porque el Valencia, a pesar de tener en el campo a Negredo, Rodrigo y Alcácer, no acertó con la portería de Kameni o, mejor dicho, el portero camerunés, le echó el cerrojo a su arco con autoridad.