No es lo que parece

Ayer se estreno en cartelera una película malagueña. Aunque no lo parezca. De hecho, no tiene pinta ni de española porque la protagonizan robots y es de ciencia ficción. Se titula 'Autómata' y es la nueva cinta de Antonio Banderas. Menos dirigirla, eso lo ha dejado en manos de Gabe Ibáñez, ha hecho de todo. Fundamentalmente, raparse la cabeza para protagonizarla y rascarse el bolsillo para producirla con su compañía malagueña Green Moon. La cinta ha costado cinco millones de euros y se ha rodado sin subvenciones, pero con Banderas tirando de complicidades y encanto personal para sumar actores al proyecto y productores dispuestos a invertir. Porque dotes de seducción al malagueño no le faltan.

La película rezuma un aire retro francamente adictivo en su retrato apocalíptico del futuro que nos espera. Desprende un sabor a película de los años setenta, con escenas que recuerdan a la visionaria 'Blade Runner' (1982), aunque sabe construir su propia atmósfera y un relato realmente atractivo, personal y entretenido. El filme atrapa en una primera parte que transcurre entre edificios de una desasosegante urbe, aunque transita hacia clichés más convencionales cuando se traslada al desierto y pierde la fuerza de su ambientación y su argumento. 'Autómata' es una cinta valiente, osada, atractiva e imperfecta que tal vez pecó de arrojo al presentarse a concurso en San Sebastián. La dureza con la que le juzgo la crítica festivalera explica probablemente el desdén injustificado con el que se ha subestimado esta película en los Goya, donde solo figura en cuatro apartados técnicos.

Especialmente se hecha de menos una nominación para un entregado y convincente Antonio Banderas que acompaña su transformación física de una interpretación sombría y comprometida con un personaje tan honesto como desconcertado con su mundo. Un papel que también nos habla de un actor que vuelve a disfrutar de la pantalla. Sin que parezca un autómata.