La edad de los políticos
Ya quisiera yo tener la salud de Paco de la Torre, al que critican que se presente otra vez (no puede decirse que se represente) por su avanzada edad
Pablo Aranda
Sábado, 24 de enero 2015, 10:12
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Pablo Aranda
Sábado, 24 de enero 2015, 10:12
El rey Abdullah, que siempre había estado allí, ha pasado a peor vida. A ver, no es que quiera afearle a Dios su urbanismo, pero cómo mejorar, al menos materialmente, el nivel de vida del hasta ayer rey de Arabia. Eso sí, donde esté ahora, por fin, tendrá libres los viernes sin la aburrida cita de alguna ejecución, aunque no verá llegar el AVE a La Meca. Ha muerto el rey, viva el rey. A rey muerto, rey puesto.
El joven príncipe Salman, el nuestro, el que tiene palacio e hijas en Marbella (aquí pueden, entre otras cosas, manejar automóviles), que posee yate en Puerto Banús -si es que a eso puede llamársele sólo yate-, el que cada verano viene con su séquito y su saquito, es el nuevo rey.
El joven príncipe Salman tiene 79 años y, me cuenta Héctor Barbotta, se pirra por los churros de la plaza de Los Naranjos, como todo buen cristiano; como todo el que los haya probado, quiero decir. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, a sus 72 años, es un chaval al lado del rey Salman, al que Alá guarde muchos años. No sé cómo andará de salud nuestro amigo Salman, pues haber tenido varias esposas (a la vez) debe de pasar factura, pero ya quisiera yo tener la salud de Paco de la Torre, al que critican que se presente otra vez (no puede decirse que se represente) por su avanzada edad.
Pero si no para. A veces, «en las largas noches de insomnio» de las que hablaba Dámaso Alonso, me lo imagino ya levantado, o todavía, y entonces puedo dormirme, sabiéndome arropado por las mantas, que por cierto ya no se llevan, estamos siendo invadidos por los edredones.
En Arabia no tienen ese problema, este frío siberiano, y para la siesta basta un buen turbante. Y el sofá. Qué gran invento el sofá. ¿Cuánto medirá el sofá principal del principal de los salones del palacio del rey Salman? Y una vez sentados todos a ver cómo acuerdan qué canal ver.
La juventud está un poco sobrevalorada. O la madurez está un poco minusvalorada. Si es que hasta Susana Díaz, que no es como Dios, que es trino, pero sí es dos, hasta que nazca el andalucito que venga al mundo, se ve casi como persona mayor, y eso que nació el 18 de octubre de 1974. Así que tiene 40 años, que ya los quisiera el rey Salman (anda que el el rey Abdullah).
Sólo un día antes de que naciera Susana Díaz, el 17 de octubre, pero del 78, dos semanas antes de que las Cortes aprobaran la Constitución, 'ese candado del 78' del que él habla, nació Pablo Iglesias, que para algunos es un mal nacido, y para otros un dios del Olimpo, de donde acaba de llegar. Algún año podrían celebrar Susana Díaz y Pablo Iglesias juntos sus cumpleaños, seguro que ofrece su casa Bono.
Otro de los jóvenes de octubre es Alberto Garzón, del 9 de octubre del 85, no llega ni a 30. Sin candidato rival en las primarias de Izquierda Unida, así que no habrá primarias, Alberto Garzón ya es candidato a la presidencia a los 29, aunque la presidencia parece que va a esperar.
Hay tiempo de sobra. Mira Abdullah, que no verá la llegada del AVE a La Meca pero se ha muerto a los 90 años, o Salmán, que ha alcanzado el trono a los 79. No hay que tener prisa, ese ansia juvenil (mira el AVE a La Meca, que no acaba de llegar). Y la madurez es un grado. Aunque también hay que reconocer que en algunos casos es más bien un grano. En el desierto. O en el culo, el de los demás.
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