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A CADA UNO LO SUYO

Sin complejos, ¡viva la Constituión!

PEDRO MORENO BRENES

Lunes, 8 de diciembre 2014, 11:31

Otro aniversario de la Constitución de 1978. Yo lo celebré sin complejos, sin una venda para no ver sus defectos pero tampoco con la amnesia histórica de ignorar lo que ha sido y puede seguir siendo para la convivencia en España. Vaya por delante que estoy convencido que le hacen falta algunas reformas, en unos casos desde su nacimiento (Corona o Senado) y otras por el elemental paso del tiempo, y así lo he defendido en textos de corte más académico. En nuestro entorno europeo las reformas de los textos constitucionales no son tema tabú y se abordan con naturalidad y sin dramatismo. Pero es más, me parece plenamente respetable la posición de quienes quieren partir de cero y abrir un proceso constituyente, aunque discrepo radicalmente porque nunca me han explicado a dónde se quiere llegar en este complejo camino y me temo que el resultado sería mucho peor que lo que se pretende superar.

Lo que me parece insultante es la retórica que se ha puesto de moda en algunos líderes, muy mediáticos y poco dados a la mesura de la reflexión. Ahora resulta que la Constitución es un podrido régimen fruto de la oligarquía, que está moribunda y que es un candado a romper. Aquí me planto, las formas de defender las posiciones no pueden ofender a la verdad y a la memoria colectiva de miles de ciudadanos que se dejaron la piel para dotar a España de un texto constitucional. Era dictadura o democracia, y en 1978 se eligió la opción de las libertades, sabiendo que en el 'paquete' iban aspectos que no se compartían. En los programas de la oposición democrática el objetivo básico era una Constitución que superara las Leyes Fundamentales de Franco, y el PCE, el máximo opositor al franquismo, apostó con entusiasmo por esa vía. De candados supongo que sabría mucho, por ejemplo, un Simón Sánchez Montero, ya que se pasó muchos años encerrados en las cárceles de la dictadura y sin embargo aún recuerdo su entusiasmo por el sí en el referéndum del 6 de diciembre de 1978.

La Constitución afecta a la convivencia de todos, los que pensamos de una forma y de otra. Si hay voluntad política, posibilita verdaderas medidas de transformación social. Pero a los que están erre que erre con el proceso constituyente hay que recordarles que un texto constitucional debe permitir el gobierno de distintas opciones políticas, dentro de unos márgenes básicos. No se trata de una Constitución para IU o Podemos, ni del PP o el PSOE, se trata de una Constitución para todos los españoles, eso sí, con unas bases sociales intocables por entenderse que son el ADN de un Estado social y democrático de derecho.

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