La operación Pepito

A 'Ocho apellidos vascos' habrá que hacerle un monumento. Nos puso la sonrisa en la cara en un momento de desilusión social generalizada; descubrió a un artista con tanto talento como compromiso personal, el paisano Dani Rovira, y le devolvió la autoestima al cine español con esos casi nueve millones de espectadores que han reído y disfrutado con esta sana película. La cinta fue además muy difícil de piratear. Pasaron semanas desde su estreno hasta que por fin se la (des)cargaron. Esa tardanza no explica su recaudación descomunal, pero si hubiera estado en la cartelera de Internet al día siguiente de su llegada a las salas, el éxito no habría sido tan contundente. El caso es que acabaron colgándola sin permiso y eso ha sido la perdición de la mayor central de cine y series ilegales de España.

La noticia es que han detenido a los Pepito. Así dicho parece el último clan mafioso desarticulado por la Policía. Pero en realidad eran unos informáticos que se habían montado un chiringuito muy ponderado por Google, que enlazaba a series y películas para su descarga o emisión on line. Todo gratis, lo que siempre genera un público fiel. ¿Donde estaba el negocio? Básicamente en la publicidad. La policía calcula que en tres años han ingresado un millón de euros. ¡Pues vaya!, tampoco es para tanto el negocio. El problema no es tanto lo que ingresaron los detenidos, como lo que dejaron de ganar los legítimos propietarios y autores de esas obras. Un lucro cesante de cientos de millones de euros que, además, han dejado de revertir en nuevos productos culturales.

Esta misma semana, Sony se que quedado colgada cuando cinco películas sin estrenar ya estaban en Internet tras un ataque de hackers. Entre ellas, la última de Brad Pitt, 'Fury', que ya ha sido descargada más de un millón de veces. Mucho dinero perdido en entradas.

Ante la operación policial Pepito, otras webs en España ha comenzado a retirar sus enlaces a contenidos piratas. Lo curioso es que ayer mismo ponías en Google el título de una serie y te salía la cadena que la emite legalmente, pero a continuación te ofrecía el enlace a la versión pirata de Pepito. Lo que viene siendo una vela a Dios y otra al diablo.