A romper el capicúa

No es el Málaga el equipo ilusionante que domó a los leones con nueve jugadores por la doble expulsión de Duda y Antunes. Ni tampoco el que le plantó cara al poderoso Barcelona y al que mereció vencer por ocasiones. Les vendrá bien a los jugadores blanquiazules el paréntesis liguero por los partidos de las selecciones. Han perdido chispa los discípulos de Gracia, que ha empezado a mover piezas. El once que empezábamos a sabernos de memoria ya no es fijo. El técnico pamplonés ha hecho algunos cambios en la alineación, y no me refiero a las rotaciones, que fueron claras el día del Barcelona porque la vista estaba puesta también en el duelo de Getafe. Gracia sabe mejor que nadie quién no está como en el primer partido. Es cierto que la llegada de Amrabat ha obligado al entrenador a buscarle hueco, pero ni el holandés ni Horta ni Luis Alberto han rayado a la altura esperada. El primero no ha sido todavía el que fue la temporada anterior, y los otros dos han bajado el nivel de forma considerable. Quizás el punto de inflexión fuera el choque contra el Levante, en el que ambos realizaron un gran partido sin que llegara el gol (crearon ocasiones claras, con tiro al larguero incluido del gaditano). Precisamente Luis Alberto no fue titular en el duelo contra el Granada, a pesar de la fe que en él tiene Gracia.

Debe recuperar la magia el Málaga tras el largo descanso. Todos tienen que analizar por qué ha perdido frescura en tan poco tiempo. El equipo lleva una temporada capicúa (victoria, derrota, empate, empate, empate, derrota, victoria) que debe romper ante el Córdoba con triunfo. El rival ocupa la penúltima plaza. Debe olvidar el Málaga su habitual condición de ONG.