Los jóvenes esperan

E l jeque y el alcalde están condenados a entenderse. De lo contrario, el más perjudicado por ese definitivo desencuentro que se puede producir en cualquier momento (de la misma forma que puede seguir esta historia de amor-desamor digna del más seguido de los culebrones) es el club.

Esta vez ha tardado menos Al-Thani en volver a la ciudad que lo ha lanzado al estrellato, de la misma forma que bajo su gestión el club alcanzó la gloria no solo de jugar la Liga de Campeones, sino de llegar a cuartos de final.

Pero eso es pasado, aunque se puede añadir que le quiten lo bailao al equipo de La Rosaleda. La realidad es que el propietario del club quiere impulsar La Academia o, según dejó claro en las redes sociales, llevársela a otro sitio. Lo que no está claro es que, en caso de que las instituciones, Junta y Ayuntamiento, no frenen el asunto, el Málaga tenga el camino libre a corto plazo para acometer esa ciudad deportiva que tanta falta le hace al club. La clave radica en los terrenos de El Viso, necesarios para la expansión del campus universitario.

Falta saber qué zona recibiría la entidad de Martiricos y, si una vez conocido este importante dato, podría venderlo, porque los tiempos no están como para que alguien te compre unos terrenos por cuatro millones. De nuevo, el dinero se interpone en un proyecto del primer club de fútbol de la provincia malagueña. De economía saben mucho tanto las instituciones como la entidad blanquiazul. Desgraciadamente, los chavales de la cantera, los que menos entienden de cuestiones financieras, son los más perjudicados por este retraso que impide su formación integral y de la que, a la larga, se beneficia el primer equipo.