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Radares y túneles

La seguridad vial no se garantiza solo yendo a 80 en las autovías, sino con la mejora de la señalización y las calzadas de las carreteras secundarias

Juan Antonio Morgado

Viernes, 5 de septiembre 2014, 09:31

Los túneles de Las Pedrizas no tenían secretos para mí hasta que llegó el radar de tramo. Desde entonces, tardo una inmensidad en ver la luz al final del ídem. Maldita la hora. De los casi 400.000 kilómetros que llevo al volante de un automóvil, la citada concavidad artificial ha sido paso continuo hacia mi localidad de origen, Almargen, o desde allí a Málaga, que para volver hay que ir. Mi percepción de la considerable obra de ingeniería ha cambiado. Ya no la veo como un recurso práctico para solventar el obstáculo de los bellos montes malagueños, sino como una amenaza, una espada de Damocles que en cualquier momento puede resultar crematísticamente onerosa para mí o cualquier otro conductor.

Más de 15.000 automovilistas han sido cazados (nunca mejor empleado el término) por el dichoso robot, que no deja de ser otra cosa el fatídico artefacto que te hace un estudio a fondo de la velocidad media durante un trayecto relativamente largo. Sabe matemáticas el radar, que calcula a la décima, y no sabe latín porque ya no se lleva, que si no, también. (Por cierto, escribo este texto sin saber si formo parte de la cifra citada al principio de este párrafo. Suelo cumplir las normas de tráfico a rajatabla, pero no estoy libre de un descuido. Que sea lo que Dios quiera.).

La jefa provincial de Tráfico, Trinidad Hernández, justifica la reducción de la velocidad en esos últimos 15 kilómetros antes de llegar a Málaga por Las Pedrizas en que se trata de un tramo «peligroso lleno de curvas pronunciadas». Puede que lleve razón, pero los 28 kilómetros que hay desde el alto de la citada cima hasta la capital no son curvos en su totalidad, y sin embargo las señales impiden subir de 100, cuando la velocidad primigenia para viajar por una autovía es de 120. Habría que ver en qué autovía de España hay casi tres decenas de kilómetros en las mismas condiciones que acabo de exponer. El aviso en el panel azul justifica el control de velocidad en pos de la seguridad del conductor. Perdonen las autoridades que discrepe, y conmigo mucha gente que me lo ha comentado. Tras dejar Casabermeja en sentido Las Pedrizas, hay un tramo de carretera de curvas suaves en el que se puede ir a 120 sin peligro; sin embargo, las señales luminosas (la insistente intermitencia de los discos son una distracción para el conductor más que una ayuda) te lo impiden. Por eso, los 'pilotos' que frecuentamos la citada autovía estamos en nuestro derecho de pensar que en el fondo de este brusco cambio de señalización existe cierto afán recaudatorio, porque todo ha coincidido con la construcción de la autopista de peaje cercana. La seguridad en las carreteras no se garantiza con continuos y a veces bruscos controles, sino también, entre otras cosas, con una mejora en la señalización horizontal de las vías secundarias y el arreglo de las calzadas. Algunas dejan mucho que desear. Algo falla si tardo más que hace 15 años en llegar...

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