Una Monarquía renovada
manuel atencia
Sábado, 21 de junio 2014, 12:50
Secciones
Servicios
Destacamos
manuel atencia
Sábado, 21 de junio 2014, 12:50
Hemos asistimos un hecho histórico. El jueves, en la sede de la soberanía nacional, tras su juramento, Felipe VI fue proclamado Rey de España.
A continuación, el nuevo Rey pronunció un gran discurso, claro, moderno, ágil y valiente, alejado de la retórica, que mostró lo esencial de los propósitos y de los compromisos que quiere asumir o impulsar en su reinado.
Fue el discurso de un Rey constitucional empeñado en mantener la concordia y el entendimiento entre los españoles, que tantos frutos nos ha aportado. Por eso, desde el primer momento de su intervención, al rendir el homenaje que se merece su padre, el Rey Juan Carlos, y a la generación de españoles que, superando un pasado de enfrentamientos, fue capaz de unirse en las cuestiones fundamentales y construir desde el consenso la Constitución de las libertades, destacó lo que aquello representó para que sea considerado y valorado, especialmente por los que solo han conocido la democracia, como un patrimonio común que hay que cuidar y acrecentar.
Hay un titular, en el que han coincidido la mayoría de la prensa española y también SUR, que resume a la perfección lo que quiso transmitir en su intervención el Rey Felipe VI: «una monarquía renovada para un tiempo nuevo». Reivindicó la Monarquía parlamentaria que, desde su independencia, su neutralidad política y su vocación integradora de las diferentes opciones ideológicas, constituye un elemento de estabilidad del sistema político y cauce de cohesión entre los españoles.
Sus palabras fueron las de un monarca comprometido con su país, consciente de su papel y de los retos a los que España tiene que hacer frente en estos inicios del siglo XXI, que están marcados por la crisis, el descrédito de las instituciones y los desafíos secesionistas.
Fue nítido al animar el impulso regeneracionista que debe afrontar nuestro país y en el que el Rey, como el primero de los españoles, se comprometió a predicar con el ejemplo. Se puso del lado de los ciudadanos cuando afirmó que, «hoy más que nunca, demandan con toda razón que los principios morales y éticos inspiren y la ejemplaridad presida nuestra vida pública». Y ahí, fue valiente, dando un paso más, al empeñarse en «ser no sólo un referente sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia ciudadana».
Mandó mensajes claros para la integración entre los españoles, reclamando que «no se rompan nunca los puentes de entendimiento» que inspiran el espíritu constitucional, o cuando, al afirmar su fe en la unidad de España, añadió «que no es uniformidad», o cuando dijo que en España «cabemos todos» y que puede haber distintas maneras de sentirse español. Ahí no se quedó, resaltó la riqueza de la variedad cultural y lingüística de este centenario país, recordando a Machado, Espriu, Aresti y Castelao, o cuando terminó dando las gracias en castellano, catalán, vasco y gallego.
El discurso valiente y esperanzador del Rey Felipe, debería ser atendido por todos los responsables políticos, especialmente por los que han iniciado una huida hacia ninguna parte.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Premios a las mejores campañas publicitarias de España
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.