Borrar

Monarquía y república bananera

Se ha instalado la sensación de que las cosas se pueden cambiar a base de banderazos saltándose la ley

Javier Recio

Viernes, 6 de junio 2014, 12:16

Sinceramente, esperaba una movilización mayor a favor de la república al contemplar cómo hervían las redes sociales (al final, lo del calentamiento global era esto). La gente quiere estabilidad, no quiere aventuras y sigue viendo la república no como una forma de Estado más, sino como sinónimo de guerra, de conflicto, aunque esto, en los tiempos actuales, no tenga sentido. Es difícil imaginar a alguien jugándose el tipo por la monarquía. O por la república. El gran problema que arrastra la república en España es que se vincula a una determinada opción política de la izquierda más radical de hace casi un siglo, no como un sistema de organización política del Estado, por lo que difícilmente calará entre la mayoría de los ciudadanos. Y todo porque muchos partidos se han encargado de mantener viva la llama del guerracivilismo casi un siglo después. De aquellos polvos, estos lodos. A la gente no hace falta asustarla, porque ya viene asustada de casa. La monarquía se identifica ahora con seguridad, con prosperidad, pese a sus garbanzos negros y a la lista de errores cometidos por el monarca, que aunque es inviolable ha demostrado que no es infalible. La jefatura del Estado puede cambiar, eso no lo duda nadie, pero para que eso ocurra es necesario que lo decida la mayoría de los representantes del pueblo, que está formada por bastante más gente que la que ha blandido la tricolor en las concentraciones de las principales plazas de las ciudades. Con todo el derecho y la ilusión del mundo, por otra parte. Sin embargo, se olvida un pequeño detalle, más importante de lo que parece: la monarquía está unida al país desde su fundación. Lo normal, lo habitual, es que en España haya un rey o una reina. Ha pasado durante cientos de años. Forma parte de nuestra historia. Sólo ha habido un par de paréntesis con los resultados conocidos por todos. Forma parte de la marca España, como la república es marca Francia. O el bipartidismo marca Estados Unidos. ¿Alguien se imagina el Reino Unido sin su reina o su rey? Para empezar habría que cambiarle hasta el nombre al país. Viven crisis, como aquel annus horribilis, pero el pueblo se identifica con una institución que lógicamente comete errores, pero que tiene capacidad para regenerarse.

Además de estos lazos históricos, que lógicamente no suponen ningún blindaje para el futuro, hay unos lazos actuales con la monarquía muchos más fuertes: los legales. Más de quince millones de españoles votaron la Constitución, que incluía la monarquía en la jefatura del Estado. La norma fundamental no es intocable, pero no se puede trastocar las cosas a base de referéndums saltándose las reglas. Es así de fácil, aunque no se quiera ver. El problema es que se ha instalado en España de un tiempo a esta parte la sensación de que las cosas se pueden cambiar a las bravas, a base de banderazos, como si esto no fuera un Estado de Derecho, sino una república bananera.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Monarquía y república bananera