
Un metro y medio de confrontación
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La Junta reclama ahora a Madrid que aclare los criterios para las restricciones en los teatros. Y mientras las artes escénicas entran en la política, el escenario sigue vacíoEl metro y medio de distancia exigido a los teatros malagueños –solo a dos, que se sepa– se ha convertido en un abismo difícil de ... salvar para las artes escénicas. El Cervantes se vacía de la ópera y el Soho se queda otra vez sin el ciclo flamenco mientras quienes tienen que dar una solución, o al menos una explicación, se limitan a lanzar balones fuera. Y a más de un metro y medio. La Consejería de Cultura mira a un lado: no es su competencia. Y la de Salud lo hace hacia arriba: solo se está aplicando, dicen, lo que marca la norma del Gobierno central. Según fuentes de la Junta, es el Ministerio de Sanidad quien recuerda que el metro y medio prevalece sobre las otras medidas higiénico sanitarias, lo que da lugar a las «recomendaciones» de las delegaciones provinciales. Un cambio de criterio sobre lo ejecutado desde el inicio de esta nueva normalidad que desconcierta al sector cultural. Ante esa ambigüedad, indican estas mismas fuentes, la Junta ha reclamado ahora hasta en tres ocasiones a Madrid una aclaración de los términos de la norma. Sin respuesta de momento.
Pero no hay una reacción oficial a lo ocurrido esta semana en el Teatro Cervantes y Soho CaixaBank, sin actividad por el endurecimiento de las restricciones. Preguntados por la prensa en Málaga, tanto la consejera de Cultura, Patricia del Pozo, como el consejero de la Presidencia, Elías Bendodo (ambos en la celebración del Día del Libro en el Centro Andaluz de las Letras), declinaron hacer declaraciones al respecto. «No ha cambiado nada, solo se recuerda la norma estatal», se limitan a decir fuentes de la Junta. Y eso es cierto, pero incompleto.
Efectivamente la ley que rige para los espectáculos y otros eventos culturales establece que se ha de garantizar la distancia interpersonal, pero añade: «Cuando no sea posible se observarán las medidas de higiene adecuadas para prevenir los riesgos de contagios». Una excepción que hasta hace dos semanas se daba por válida en todos los escenarios de Andalucía, y de España, al extremarse la seguridad en los teatros con exhaustivos protocolos (aforos a menos del 50%, desinfección de sala, toma de temperatura, gel para las manos, alfombrillas para los pies, mascarillas…). Diez meses después de que entrara en vigor esa normativa, se opta por su interpretación más estricta haciendo inviable en términos económicos cualquier representación al reducir los aforos al mínimo. Todos guardan silencio sobre el porqué ahora, pero a nadie se le escapa la reciente reivindicación del mundo del toro, que se quedó si su feria de Sevilla por el 1,5 metros y pidió el mismo trato que en los teatros. A partir de ahí, los 'avisos' a los escenarios fueron en cascada: Sevilla, Granada y Málaga.
Y mientras tanto, el drama de las artes escénicas continúa. Con 'El Barbero de Sevilla' aplazado en Málaga –el que iba a ser el esperado regreso de la ópera más de un año después–, un colectivo tan poco dado a la queja como es el de la lírica emitió ayer un comunicado ante el creciente número de cancelaciones «que ponen en serio peligro la supervivencia» del sector. Según el Sindicato de Artistas Líricos de España, la reducción de aforo actual «no resulta razonable» y consideran «urgente establecer medidas compensatorias e indemnizaciones» para los afectados por estas supensiones.
Hoy se permite menos público que en los momentos más duros de la pandemia. Pero, ojo, no en toda partes. Esa 'llamada de atención' que han recibido el Soho y el Cervantes no ha llegado a todos los escenarios de Andalucía. En teatros como el Cánovas o el Ciudad de Marbella, el metro y medio de separación se sigue aplicando entre grupos de personas que compran las entradas juntas, no entre espectador. Una arbitrariedad que añade más confusión a una restricción que frena en seco la reactivación cultural.
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