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J. González
Viernes, 13 de septiembre 2024, 07:13
El Gobierno de Maduro da un paso más en la escalada de tensión con España. En las últimas horas, el canciller del gobierno venezolano, Yván Gil, ha llamado a consultas a su embajadora, Gladys Gutiérrez, y, además, ha convocado al representante español en Caracas, Ramón ... Santos, que este viernes deberá presentarse en el despacho del Ministerio de Relaciones Exteriores del país latinoamericano.
Esta nueva medida se produce, según el ejecutivo chavista, tras unas declaraciones de la ministra de Defensa, Margarita Robles, que calificó al Gobierno de Maduro como «dictadura». En un duro mensaje en Telegram, Gil etiquetó estas palabras de «insolentes, injerencistas y groseras», al mismo tiempo afirmó la existencia «de un deterioro de las relaciones entre ambos países». Es la segunda crisis en menos de medio año que desata la titular de Exteriores del Gobierno de Pedro Sánchez.
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J. A. González
Esta decisión se produce tan solo 24 horas después de que el jefe de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, persona de máxima confianza de Maduro, instara a su líder a la ruptura de relaciones diplomáticas, consulares y comerciales con España. «Que se vayan todos los representantes del Gobierno español, que se acaben esos vuelos», advirtió. Pero esta no ha sido la primera reacción. Meses atrás el Palacio Legislativo ordenó revocar la invitación de los observadores europeos e inmediatamente el Gobierno la ejecutó. Sin embargo, ahora la ruptura de las relaciones entre Madrid y Caracas está más cerca. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha querido quitar hierro al asunto y ha asegurado en RNE que «llamar a consultas es una decisión de cada estado».
Mientras, en España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibió este pasado jueves al líder opositor, Edmundo González, en la Moncloa, justo un día después de que el Congreso de los Diputados, con los votos a favor del PNV, pidiera, con una iniciativa propuesta por el Partido Popular, reconocer a González Urrutia como presidente electo y legítimo de Venezuela.
Un breve paseo que Sánchez calificó en su cuenta en X y sin comparecencia ante los medio de «cálida bienvenida» y donde subrayó, «el compromiso humanitario y la solidaridad de España» con la ciudadanía de su país. «España sigue trabajando en favor de la democracia, el diálogo y los derechos fundamentales del pueblo hermano de Venezuela», constató.
Horas más tarde, Edmundo González ratificó en un escueto comunicado su «determinación de continuar la lucha» por la democracia en Venezuela y «hacer valer la voluntad soberana» expresada el 28 de julio «por más de ocho millones de electores». El político venezonalo está cerca de cumplir su primera semana en España después de aterrizar en la Báse Aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) en un avión de las Fuerzas Armadas españolas.
Esta nueva crisis diplomática se suma a la aún abierta con el Gobierno de Argentina. El pasado mes de mayo, los puentes entre Madrid y Buenos Aires saltaron por los aires después de que el ministro de Transportes, Óscar Puente, insinuara la ingesta de «sustancias» por parte de Milei. Unas acusaciones que tuvieron una respuesta inmediata de la Casa Rosada, pero no para contestar a Puente sino para calificar de «peligrosas» las relaciones y acuerdos de Sánchez con independentistas.
Con este cruce de declaraciones, la tensión aumentó y quedó reflejada en la retirada de la embajadora española en Buenos Aires, María Jesús Alonso, desde finales del pasado mes de mayo.
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