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Los de Díaz se afananen volver a marcar perfil en el Gobierno: entrana debatir con el PP, presionan en Vivienday rechazan reformarlas bajas laborales
miguel ángel alfonso
madrid. «Hay que esperar al Congreso... Y a los congresos». Con esta frase pronunciada tras su intervención en ... la Asamblea General de la ONU en Nueva York, el presidente Pedro Sánchez ponía sordina a las negociaciones con Junts y Esquerra sobre la senda de estabilidad y los Presupuestos a la espera de cómo se solventen este otoño los cónclaves internos de los independentistas. Pero al tiempo, el jefe del Gobierno también venía a poner el foco en Sumar, el socio minoritario de la coalición, cuya zozobra está desgastando la cosecha electoral que permitió a Sánchez mantenerse en la Moncloa tras el 23-J. De la fortaleza de los de Yolanda Díaz depende en buena medida que Sánchez agote la legislatura, como proclama, o decida ponerle fin llegado el caso con una llamada a las urnas adelantada.
Tras un ciclo electoral marcado por dolorosas derrotas en Galicia, País Vasco y los comicios europeos, y tres meses después de la dimisión de la vicepresidenta segunda de los cargos de responsabilidad del partido –aunque mantiene la coordinación en el Gobierno y la presidencia del grupo en el Congreso–, Sumar ya ha puesto fecha para la que será su segunda asamblea estatal tras la fundacional de abril. Se celebrará el 14 y 15 de diciembre con el objetivo de elegir su nuevo liderazgo –si la formación decide renunciar a su actual dirección colegiada–, rearmarse ideológicamente y poner fin a la situación de interinidad desde la salida de Díaz.
Este proceso queda lejos de la euforia que rodeó el acto en el Magariños de 2022 con el que la vicepresidenta se dispuso a acaudillar todo el espacio político situado a la izquierda del PSOE para convertirse «en la primera presidenta del Gobierno de España». Sumar, pese a ser la fuerza más representativa del grupo parlamentario homónimo en el Congreso, ya no constituye una coalición de facto, sino un partido más –su nombre oficial es Movimiento Sumar– al mismo nivel que los comunes, Más País, Compromís, Izquierda Unida o su principal rival, Podemos. El partido de Ione Belarra se ve «preparado», explican fuentes consultadas, para competir cara a cada en las urnas con sus antiguos aliados.
En esta complicada tesitura, y con el último choque entre la vicepresidenta y la ministra del PSOE Elma Saiz a cuenta de la regulación de las bajas médicas laborales, Sumar se afana en volver a marcar perfil dentro del Consejo de Ministros; hasta el punto de que ha encontrado en el PP a su aliado más inesperado, aunque sea a la contra, después de que los de Alberto Núñez Feijóo hayan apostado por un «giro social» que ha puesto sobre la mesa debates que vertebran el programa de la formación magenta, especialmente en vivienda y conciliación. Si los socialistas han optado por desdeñar las propuestas de los populares con las que estos buscan ensanchar su electorado, en el partido de Díaz se sienten «cómodos» en este terreno. Su portavoz parlamentario, Íñigo Errejón, llegó a reivindicar este martes el cambio de táctica de Génova como una «victoria ideológica» de los suyos. «El PP baila ahora nuestra música, aunque no se sabe los pasos», se jactó.
Errejón reconocía de un modo indirecto –e involuntario– la erosión que su espacio político ha sufrido en este primer año de legislatura, monopolizado por la amnistía y con una dependencia de Sánchez de Junts y ERC que ha relegado a Sumar, pese al aldabonazo del encuentro hace doce meses de la vicepresidenta con Carles Puigdemont, a un segundo plano. Tanto es así que vio casi una traición en que el presidente prorrogara los Presupuestos después de que el expresident Pere Aragonès precipitara las catalanas a raíz de que los comunes –socios de Díaz– le tumbaran sus propias Cuentas.
Desde entonces, Sumar ha reivindicado a Sánchez impulsar medidas con las que el Gobierno «recupere la iniciativa» en asuntos nucleares para los magenta como la problemática de la vivienda. En pleno pulso de la ministra del ramo, la socialista Isabel Rodríguez, con las comunidades del PP, Díaz y los suyos urgen a celebrar un pleno monográfico en el Congreso; y, aunque no lo señalan en público para no tensar las relaciones, intentarán arrastrar a Rodríguez a una comparecencia en la Cámara baja, que será obligada –advierten– si no acude por voluntad propia. Las palabras de la ministra pidiendo «solidaridad» a los propietarios para bajar el precio del alquiler llegaron a ser calificadas por el socio minoritario como «un insulto a la inteligencia».
En lo orgánico, Sumar busca mantener alianzas horizontales (ya evita hablar de confluencias o coaliciones) con el resto de partidos de su espacio político, al margen de Podemos. «No podemos cometer errores gruesos; un error grueso es pasarnos todo el día mirando encuestas electorales o cómo nos vamos a medir en unas elecciones en las que nos vamos a repartir miserias entre nosotros», ha alertado el dirigente de los comunes Gerardo Pisarello. «Sumar ha recuperado parte de la iniciativa política, ese es el camino», se aferra Errejón a la agenda social.
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