Sanidad y las comunidades estudian el uso obligatorio de mascarilla en playas y piscinas

El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas debatirán hoy en el Consejo Interterritorial el uso de las mascarillas en piscinas, playas y otros lugares en los que este elemento de protección, hasta ahora, no era obligatorio. Un desajuste temporal (la portavoz del Gobierno lo llamó «decalaje») entre la realidad de la pandemia y la realidad parlamentaria pondrá de nuevo sobre la mesa un asunto muy sensible para el conjunto de la población.

La enrevesada historia que vuelve a abrir una discusión que se daba ya por superada comenzó en mayo del año pasado, cuando el Gobierno aprobó el real decreto que guiaba la 'nueva normalidad', en el que se incluía la obligatoriedad de las mascarillas «en la vía pública, en espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público», pero únicamente en caso de no se pudiera «garantizar el mantenimiento de una distancia de seguridad interpersonal de, al menos, 1,5 metros».

En la práctica, los ciudadanos portan la mascarilla en casi cualquier circunstancia, porque resulta difícil evitar cruzarse con otra persona en la calle, pero legalmente, existía un resquicio que permitía que en zonas amplias al aire libre o con poco movimiento de personas se pudiera estar sin mascarilla.

Antes del comienzo del pasado verano, las comunidades, dentro de la capacidad de actuación que les otorgaba la cogobernanza, amoldaron esa ley a sus territorios, rectificando en ocasiones sobre la marcha, y así, dependiendo de las autonomías, se podía tomar el sol, andar por la playa, caminar por los paseos marítimos, estar en la piscina, realizar deportes acuáticos o escalar sin mascarilla, siempre que se guardase un metro y medio entre personas. Estos supuestos, siguiendo al pie de la letra la nueva norma, ya no quedarían contemplados.

Al mismo tiempo que hace diez meses el Ejecutivo daba luz verde a su decreto ley, el Parlamento comenzó a redactar un proyecto de ley sobre el mismo asunto, pero que serviría para que los grupos de las cámaras hicieran sus aportaciones. Una de ellas fue la que eliminaba las excepciones para la mascarilla y la exigía en cualquier circunstancia. El Senado la aprobó y ayer, cuando el Boletín Oficial del Estado por fin publicó la nueva ley, despertó en la sociedad, otra vez, el miedo a un retorno a las restricciones más severas.

El texto establece que desde ayer, el uso de la mascarilla resulta obligatorio en cualquier espacio público, aunque se pueda mantener la distancia interpersonal de 1,5 metros. «Las personas de seis años en adelante quedan obligadas al uso de mascarillas en la vía pública, en espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público», zanja.

La nueva norma solo contempla una situación al aire libre en la que el uso de la mascarilla seguirá sin ser obligatorio, «el ejercicio de deporte individual» y señala otras adaptaciones para «personas que presenten algún tipo de enfermedad o dificultad respiratoria que pueda verse agravada por el uso de la mascarilla o que, por su situación de discapacidad o dependencia, no dispongan de autonomía para quitarse la mascarilla, o bien presenten alteraciones de conducta que hagan inviable su utilización». El real decreto previo también establecía estas excepciones.

La ministra portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, dijo ayer que existe un desfase en la ley, pensada para una «realidad ya superada», y avanzó que el Consejo Interterritorial de Salud de hoy revisará el texto para analizar «si hay alguna cuestión que se haya publicado que no esté exactamente en consonancia con todo lo aprendido» durante la pandemia.