Cristian Reino
Jueves, 19 de octubre 2023, 00:37
El presidente de la Generalitat catalana, Pere Aragonès, ha defendido este jueves en el Senado la amnistía y la autodeterminación. Aragonès ha cargado contra la derecha, pues utiliza a su juicio a Cataluña para ganar votos, y se ha dirigido al Gobierno, al que ha ... tendido la mano para resolver lo que ha calificado como el conflicto de Cataluña con el Estado. Eso sí, se ha mostrado «convencido» de que «Cataluña votará en un referéndum». «Por voluntad, perseverancia y democracia», ha señalado, sin poner ningún límite temporal. «Queremos que sea de forma acordada», como fue el caso de Escocia en 2014, ha dicho. El presidente catalán ha avisado a los socialistas de que la «amnistía es un punto de partida imprescindible» para avanzar en la resolución del conflicto catalán y que los catalanes puedan votar sobre la independencia. «La amnistía es el punto de partida; el destino es votar la independencia», ha señalado. Pero no es un «punto final», ha advertido, en plenas negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez. Vinculando la amnistía con la autodeterminación, como también hace Puigdemont, ERC dificulta el acuerdo con los socialistas, partidarios de que la amnistía sea un instrumento para pasar página del 'procés', a lo cual no están dispuestos los independentistas.
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Aragonès ha intervenido por primera vez en el Parlamento español, en la Comisión de Comunidades Autónomas de la Cámara Alta, un debate sobre «la aplicación efectiva de los principios de igualdad ante la ley de todos los españoles, y de solidaridad entre las comunidades autónomas», convocado por el PP para escenificar su enorme poder autonómico y parlamentario (tiene mayoría absoluta en la Cámara Alta), que se había percibido como una encerrona de los populares para desgastar al PSOE por la amnistía y poner más dificultades a las negociaciones de la investidura de Pedro Sánchez. Ni el Gobierno, ni los presidentes autonómicos del PSOE ni el lehendakari vasco han acudido al pleno, que hubiera quedado deslucido si no llega a participar el dirigente independentista. Han asistido los doce presidentes autonómicos del PP y Aragonès, que ha llegado, ha pronunciado su discurso -todo en catalán- y se ha marchado. Por protocolo, ha sido el primero en tomar la palabra. Ha sido breve. 10 minutos. Y como ya había anunciado, tras su intervención, se ha marchado y ha abandonado la Cámara Alta. El PP llamó ayer «dictador» al jefe del Ejecutivo catalán por no quedarse a la réplica de sus homólogos autonómicos.
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Esquerra busca, con la presencia de Aragonès en el Senado, más protagonismo en la negociación de la investidura. Los republicanos tienen siete escaños, igual que Junts, pero en cambio hasta la fecha no han conseguido que todos los focos se los lleve Carles Puigdemont, que aparece como el único que tiene la llave de la investidura. Los de Junqueras se resisten a que la negociación sea un mano a mano entre Sánchez y Puigdemont. «He venido a defender Cataluña», ha reivindicado el dirigente republicano, criticado por Junts y la CUP por acudir al Senado como un presidente autonómico más.
En ERC arrastran la mochila de que sus votos ya se dan por hechos, pues como formación de izquierdas ya les vale con frenar la llegada al poder de la derecha y la extrema derecha. Hace tiempo que los republicanos advierten a Pedro Sánchez de que su apoyo no se puede dar por descontado. Los votos de ERC se «sudan», avisó días atrás Gabriel Rufián. Sánchez tuvo un gesto con los republicanos que aún no ha tenido con Junts: llamó por teléfono a Oriol Junqueras. Hacía cuatro años que no hablaban. Pero además, Aragonès busca también proyectarse en plenas negociaciones con Sánchez, aunque se le pueda acusar de hacerle el juego al PP en su propósito de poner palos en las ruedas de la negociación de la investidura. Se le había afeado desde sectores del independentismo por acudir al Senado, como un presidente autonómico más, pero ha marcado perfil, al irse antes sin ni siquiera escuchar la réplica de los otros presidentes. Con este gesto, quería escenificar que su interlocutor para negociar un referéndum es el PSOE.
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El Govern advirtió ayer de que ve aún muy verde la investidura. Aragonès no se ha referido en ningún momento al proceso negociador, pero sí ha detallado la lista de reclamaciones del secesionismo y ha alertado a los socialistas de que la amnistía no es un punto final. Los republicanos dan por descontada la amnistía, aunque los socialistas no hayan afirmado aún explícitamente que estén dispuestos a aprobarla ni han hecho pública su propuesta de ley. Con la amnistía no basta, avisan los republicanos, que exigen abrir las carpetas de la autodeterminación y el traspaso de Cercanías. Aragonès exige un compromiso formal de que Sánchez, si es investido, abordará las condiciones de una consulta sobre la independencia en los próximos cuatro años. Reactivar la mesa de diálogo para poder hablar sobre el referéndum. El jefe de Ejecutivo catalán propone un acuerdo de claridad a Sánchez para pactar una consulta sobre la secesión como la de Escocia de 2014. El presidente de la Generalitat catalana no ha concretado sus condiciones para la investidura, pero sí ha fijado los asuntos que están sobre la mesa: amnistía, autodeterminación, déficit fiscal, Cercanías y reconocimiento del catalán y de Cataluña como una nación. El PSOE se cierra en banda al referéndum. El presidente de la Generalitat, en cambio, ha vuelto a poner este asunto en el centro del debate, lo que pone en un aprieto a los socialistas. Lo hizo el lunes, cuando presentó formalmente su propuesta de consulta soberanista al estilo escocés y lo ha hecho este jueves desde la tribuna del Senado.
Al PP, le ha pedido que escuche a la ciudadanía catalana. Y ha acusado a la derecha nacionalista de no importarle Cataluña y de utilizarla para sus batallas políticas. Según Aragonès, la sesión del Senado será empleada por los dirigentes populares para avivar el anticatalanismo para desgastar al adversario.
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ERC tiene un problema: aparece ante la opinión pública independentista como un partido blando, dispuesto a investir casi gratis a Sánchez. ERC necesita colgarse medallas en la negociación, pues a la postre Esquerra y Junts pugnan por la hegemonía del soberanismo y lo que tienen entre ceja y ceja son las próximas elecciones autonómicas, previstas antes de 2025.
Antes de su intervención, los líderes autonómicos han saludado al presidente del Senado, Pedro Rollán, a su llegada a la Cámara Alta. Pero el presidente de la Generalitat catalana ha declinado hacerlo, dándole plantón a la cuarta autoridad del Estado. Aragonès ha mantenido una reunión con los senadores de su partido, ERC, con los de Junts y PSC. Después se ha visto con los portavoces de Bildu en el Congreso y en el Senado, Mertxe Aizpuria y Gorka Elejabarrieta, respectivamente, para «analizar la situación política y departir sobre las perspectivas de futuro».
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