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Cristian reino
Lunes, 5 de octubre 2020, 18:17
Si algo ha conseguido el 'procés' catalán es atomizar el independentismo. Especialmente el espacio de centro derecha, que fue hegemónico durante años y gobernó casi cinco lustros bajo las siglas de Convergència y que previsiblemente concurrirá dividido en tres partidos en las próximas elecciones ... catalanas del 14 de febrero.
La formación heredera de Convergència -el PDeCAT- y JxCat, el partido impulsado por Puigdemont, que surge para huir de las mochilas convergentes del pasado (corrupción y autonomismo), no han sido capaces de ponerse de acuerdo para presentarse juntos. Cuitas personales aparte, la ruptura en el centro derecha independentista se ha consumado por una cuestión ideológica. Los que siguen en el PDeCAT consideran que el independentismo tiene que pisar el freno y volver a ser un actor protagonista en Madrid. Es la vía que ha iniciado Esquerra Republicana. Por contra, en Junts consideran que el 'procés' no debe morir y la confrontación con el Estado tiene que seguir adelante. No firmar la tregua, a pesar del fracaso de la vía unilateral ensayada en octubre de 2017.
JxCat y el PDeCAT han buscado durante estos últimos meses fórmulas para evitar la ruptura, pero este lunes se formalizó la divergencia definitiva. Ambas formaciones, que mantienen un litigio en los tribunales por la marca de Junts per Catalunya, pusieron en marcha sus respectivos procesos de primarias para concurrir por su cuenta a las elecciones autonómicas catalanas. El partido de Puigdemont, además, cerró todas las puertas al entendimiento, descartó la coalición electoral e hizo una llamada a que dirigentes del PDeCAT de forma individual y sus votantes se integren en la nueva formación.
JxCat culminó el domingo pasado su proceso de fundación y ayer puso en marcha la maquinaria de las primarias, cuya primera etapa tendrá lugar el 9 de noviembre con la votación del reglamento. Hacia navidades, el partido tiene previsto elegir a sus candidatos. La opción más probable es un tándem entre Puigdemont y un segundo aspirante (Laura Borràs, Damià Calvet o Ramón Tremosa) que haga las veces de aspirante efectivo.
El tercero en discordia es el Partido Nacionalista Catalán, liderado por Marta Pascal, que aboga por un soberanismo posibilista en la línea del PNV. Pascal y Carles Campuzano se escindieron del PDeCAT en la primavera pasada. Mientras los más moderados del partido decidieron formar un partido alejado de la vía unilateral, los más radicales (Puigdemont, Rull, Turull, Forn, Buch, Budó y Puig) rompieron con la formación de Mas para crear su propio partido, que no es ni de derechas ni de izquierdas, según aseguran, y que pretende ser una síntesis de las fuerzas secesionistas. En JxCat hay dirigentes próximos a la CUP y los hay también de la derecha de la extinta Unió Democrática.
Ninguna encuesta publicada hasta la fecha cuantifica las posibilidades electorales del PDeCAT y del PNC. Ambas formaciones se han lanzado mensajes en las últimas semanas de cara a una posible alianza de cara a las elecciones.
La atomización puede tener efectos desmovilizadores para el electorado independentista, que está «desorientado», según reconoció este lunes Jordi Sànchez, secretario general de JxCat. El beneficiado de esta división en el centro derecha puede ser ERC, pero los republicanos no son ajenos a la guerra interna que se libra en el independentismo. Frente a la confrontación de Puigdemont, Esquerra hace bandera del diálogo. Y ambos están intentando movilizar al electorado con el gancho de que por primera vez el soberanismo tiene que superar el 50% de los votos. Donde ya no se ponen de acuerdo es en las consecuencias que tendría ese resultado, que hasta la fecha no se ha dado nunca. De confirmarse la mayoría de las encuestas, ERC podría ganar y podría elegir si repetir un Govern independentista o explorar un acuerdo de izquierdas con los Comunes y el apoyo externo del PSC.
La Audiencia de Barcelona ordenó este lunes el decomiso, de manera definitiva, de 23 sedes de la antigua Convergència, que serán subastadas para hacer efectiva la condena de 6,6 millones impuesta a la formación en el juicio del caso Palau. La entidad cultural ha recuperado 9 de los 23 millones que los dos principales encausados, Fèlix Millet y Jordi Montull, fueron condenados a pagar. Para el resto, la Audiencia subastará 56 inmuebles de los dos exresponsables del Palau.
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