Cuando cae la noche en la isla de La Palma la erupción alcanza unas dimensiones nunca vistas. El volcán provoca el terror y la angustia entre los que lo viven demasiado cerca. Con esas sensaciones los vecinos ven, impotentes, como la lava avanza. De forma descontrolada, contundente, engulléndolo todo, atravesando carreteras... Ante tal desastre el desalojo de las viviendas es inevitable. La Guardia Civil avisa de puerta en puerta y rápidamente se evacúa tanto a vecinos como a turistas. Pese a la espectacularidad de las imágenes la larga noche se vive sin pegar ojo, con mucha incertidumbre ante tal amenaza. La virulencia del volcán continuaba al amanecer con el mismo afán de destrucción.-Redacción-
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