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Barcelona
Viernes, 24 de julio 2020, 19:56
Oriol Junqueras cerró hoy la puerta a la posible celebración de un referéndum unilateral para poner fin a la legislatura catalana, tal y como plantea el presidente de la Generalitat. La idea la puso sobre la mesa Quim Torra el pasado octubre como respuesta a ... la sentencia del Supremo contra los líderes del 'procés'. La ha vuelto a recuperar esta semana como epílogo de su mandato, que no ha cumplido ninguno de los objetivos fijados al inicio: restitución en el cargo de Carles Puigdemont y hacer efectiva la república.
No es que ahora Junqueras esté en contra de la celebración de un referéndum. A lo que se opone es a la repetición de una nueva consulta unilateral e ilegal como la del 1-O de 2017, en la que participaron poco más de dos millones de catalanes, pero no fue reconocida por nadie y además ocasionó graves consecuencias penales para sus impulsores. «No basta con hacer aquello que nos gustaría hacer», avisó el líder de Esquerra desde Catalunya Ràdio. «Hay que hacer algo que tenga consecuencias, que sirva, sea efectivo y tenga reconocimiento internacional», señaló. «Habrá que hacer algo más que el 1-O», remató.
Hace tiempo que Esquerra trata de desmarcarse de lo que Gabriel Rufián calificó en su día como el independentismo mágico que a su juicio practica JxCat. Todos los actores del independentismo coinciden en que la solución a la cuestión catalana pasa por un referéndum. Pero discrepan sobre la forma de llegar a él.
JxCat sigue con prisa y apuesta por la vía unilateral, aunque en esta legislatura no la ha practicado, salvo lo que sus socios entendieron como fuegos de artificio por parte de Torra, que se negó en dos ocasiones a retirar pancartas del Palau de la Generalitat, lo que provocó que esté cerca de ser inhabilitado por desobediencia. Puigdemont mantiene una línea radical cuando llama a la confrontación y pide a los independentistas que se vayan preparando para controlar el territorio.
ERC aboga por acumular muchos más apoyos en la sociedad catalana para forzar al Gobierno a negociar. Mirada larga, le llaman los republicanos. Y mantiene su esperanza de mantener viva la mesa de diálogo entre el Ejecutivo central y el catalán para la búsqueda de una salida a la cuestión catalana.
Junqueras se mostró dispuesto a que el independentismo mantenga abierto el diálogo con el Gobierno de Pedro Sánchez. Y a su juicio, la decisión del Tribunal Supremo sobre el régimen penitenciario de Carme Forcadell, que pone en riesgo el tercer grado de los nueve presos del 'procés', «no dinamita la mesa». Junqueras incluso cree que este puede ser su último fin de semana de semilibertad con el tercer grado.
La mesa de diálogo, no obstante, está paralizada después de las trabas que Torra y Puigdemont han puesto para que pueda avanzar y también después de que Sánchez haya encontrado nuevos aliados en Ciudadanos. La mesa difícilmente se reunirá en julio como reclamaban los republicanos. Está por ver si antes de las elecciones catalanas son capaces de encontrar una fecha.
ERC no renuncia a seguir apoyando al Gobierno, aunque de cara a los Presupuestos no está dispuesto a entrar en una operación en la que también participe la formación naranja. Y menos aún, con el horizonte electoral en Cataluña cada vez más cerca. La gran incógnita que hay en Cataluña es quién gana las elecciones, si JxCat o ERC, y si vuelve a reeditarse un gobierno de coalición independentista. Los posconvergentes se pasarán toda la campaña alertando con la llegada de un nuevo tripartito (ERC, PSC y En Comú) y Esquerra negándolo.
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