Desde aquel «vengo en son de paz» de Artur Mas hasta el «muy bien, muy contento de estar aquí» de Salvador Illa ayer han pasado nueve años.. Casi una década, la del 'procés', marcada por el distanciamiento entre la Casa Real y el Palau ... de la Generalitat. El nuevo jefe del Ejecutivo catalán fue ayer recibido en audiencia por el Rey en el Palacio de la Zarzuela. Una reunión, de dos horas, más larga de lo habitual, con motivo de su nombramiento como presidente del Govern el pasado 8 de agosto. El despacho oficial cierra una etapa y abre otra, esta de normalización de las relaciones entre las dos instituciones, la Jefatura del Estado y el Palau de la Generalitat.
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Las imágenes del encuentro entre Felipe VI e Illa y las de hace nueve años, entre el Rey y Mas, visualizan el cambio de tercio: muy serios en 2015, sonriendo en esta ocasión. Hacía nueve años que el jefe del Ejecutivo catalán no acudía a la Zarzuela. «Bienvenido, presidente», le recibió el jefe del Estado. «¡Qué bien! Esto no es lo habitual», dijo incluso entre risas el monarca al saludar al dirigente catalán y ver la expectación mediática. «Hoy me he reunido con el Rey, en el marco de la normalidad institucional», afirmó el dirigente catalán en las redes sociales. «El respeto entre instituciones será siempre uno de los principios fundamentales de la acción política de este Gobierno», aseguró.
Los puentes entre la Casa Real y el Palau saltaron por los aires por el 'procés' y de forma definitiva tras el discurso que pronunció el Rey el 3 de octubre de 2017, dos días después de que el independentismo consumara su amenaza y celebrara el referéndum ilegal. El jefe del Estado llamó entonces a «asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña». El secesionismo le acusó de liderar el 'a por ellos judicial' y de instigar la aplicación del artículo 155 de la Carta Magna, por el que el Gobierno intervino la autonomía y destituyó al Govern el 27 de octubre, después de la nonata declaración unilateral de independencia.
A partir de entonces, Puigdemont huyó a Bruselas y los sucesivos presidentes de la Generalitat (Quim Torra y Pere Aragonès) rompieron relaciones con la Casa Real, desde la consigna de que «los catalanes no tienen Rey». No obstante, tanto Torra como Aragonès, a pesar de su rechazo a la monarquía, han coincidido en actos con el jefe del Estado, al que han hecho desplantes en público. Las protestas por las visitas del jefe del Estado a Cataluña han ido menguando con los años y en estos momentos son muy minoritarias.
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Illa, que prometió el cargo con lealtad al Rey y a la Constitución, una fórmula ignorada por los nacionalistas, ha recuperado la bandera española en su despacho y en las delegaciones de la Generalitat en el extranjero.
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