Otegi compareció con el líder de Sortu, Arkaitz Rodríguez, para recordar los diez años del fin de la violencia de ETA. Javier Etxezarreta / eFE

Así se gestó y frustró la 'operación blanqueo' de Bildu

El PSE conocía los pasos de la izquierda abertzale para aprovechar el décimo aniversario del fin de ETA para avanzar en su «normalización» política. La frialdad del PNV y el vídeo de Otegi lo cambió todo

david guadilla

Domingo, 24 de octubre 2021, 00:28

Nada salió como estaba previsto. Un fallo de cálculo y un vídeo inoportuno han convertido en un chasco lo que la izquierda abertzale y el ... Partido Socialista esperaban que fuese un punto de inflexión. La 'Declaración del 18 de Octubre', leída el lunes por Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez, se preparó con mimo. Los dirigentes de EH Bildu y Sortu estaban convencidos de que sería bien acogida. Que serviría para demostrar que en el décimo aniversario del fin del terrorismo ellos siguen dando pasos a favor de la convivencia y para mitigar las críticas que sabían que les iban a llover por no condenar la violencia de ETA. Pero el plan se torció.

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La dirección de la izquierda abertzale llevaba tiempo debatiendo cómo responder a las exigencias de más gestos hacia las víctimas de ETA. Es un asunto que genera tensión interna. En la agenda no está, al menos a corto plazo, ir hasta donde piden las víctimas de ETA o la mayoría de los partidos. Pero se optó por una vía intermedia. Una declaración en la que se fuese un poco más allá en el arropamiento a las víctimas y a la que se le diese una importante carga simbólica. Se eligió el palacio de Aiete, en San Sebastián, y una comparecencia conjunta de Otegi y Rodríguez.

La reflexión realizada por el coordinador general de Bildu era conocida por el PSE. Las líneas entre los dos partidos se mantienen abiertas. La principal –aunque no la única– es la de Otegi y Jesús Eguiguren. Otra pieza clave es Santos Cerdán, dirigente navarro y secretario de Organización del PSOE. Esos puentes permitieron a los socialistas estar al tanto y dieron el visto bueno. El análisis que se hizo es que era un paso inédito y positivo.

¿Para qué? ¿A quién? Como reconoció Otegi en su intervención en una charla en Eibar ante decenas de militantes, desvelada en exclusiva por este periodico, el principal problema que tiene la izquierda abertzale sigue siendo el de los presos. Y para facilitar que puedan acceder a beneficios penitenciarios, rebajas de grado... es importante crear un «clima adecuado».

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A los socialistas, además, el gesto les facilitaba las cosas en el ámbito político. EH Bildu se ha convertido en un socio importante para Pedro Sánchez, pero la sombra de sus vínculos con ETA condiciona la relación. En la Moncloa la idea de que los principales referentes de la izquierda abertzale iban a hacer una declaración reconociendo a las «víctimas de ETA», el «daño causado» y diciendo que «nunca debió producirse» fue bien acogida.

Euforia inicial

A las 11:00 horas del lunes, Otegi y Rodríguez salían en Aiete y leían la 'Declaración del 18 de Octubre'. Las reacciones no se hicieron esperar. Las más entusiastas, las de Unidas Podemos y de ERC. En el PSOE, su portavoz, Felipe Sicilia, hablaba de «punto de inflexión» y Patxi López lanzaba un guiño: «Cuando uno sabe lo que cuesta dar un paso en ese mundo valora positivamente ese reconocimiento». Varias víctimas del terrorismo, Maixabel Lasa por ejemplo, mostraban su alegría; Covite, aun exigiendo más, reconocía «pasos apreciables»...

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Faltaba la respuesta del PNV. Los socialistas daban por descontado el rechazo del PP. Pero pensaban que los de Andoni Ortuzar darían su OK. No fue así. Sin despreciar el anuncio, rebajaron el entusiasmo y se mostraron más exigentes con la izquierda abertzale que el PSOE. La operación empezó a hacer aguas.

Los nacionalistas siempre han avalado este tipo de escenificaciones. ¿Qué ha cambiado? Que ahora EH Bildu es un competidor directo y el PNV empieza a ver peligros en el horizonte. El principal, que se consolide el tripartito de PSE, Bildu y Podemos en el País Vasco. A corto plazo nadie lo ve. Pero lo que antes parecía imposible, ahora ya no es descartable. Menos si los socialistas empiezan a reconocer los pasos dados por los de Otegi y los convierten en socios al mismo nivel que el PNV. Eguiguren afirmaba el miércoles: «Hoy los socialistas no vemos a la izquierda abertzale como antes de dar este paso. Para nosotros es ya un partido más sin esas historias del pasado. Abre una nueva etapa».

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La frialdad del PNV rebajó el impacto de la declaración, pero lo peor para sus promotores estaba por llegar. Otegi se fue a Eibar, reconoció que el texto de Aiete había tenido un componente táctico y que mantener a Sánchez en la Moncloa está vinculado con los presos de ETA. El vídeo de la intervención fue retirado. Pero su contenido era conocido en las filas socialistas.

A la mañana siguiente, el PSE celebra en Gernika un acto para recordar su papel en el fin del terrorismo. Mas no todos lo ven tan claro. A Madrid también ha llegado el runrún de lo dicho por Otegi en Eibar. Comparece la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, y rebaja el entusiasmo asegurando que es «insuficiente» y que deberían pedir «perdón». En las filas del PSOE empiezan a intuir lo que puede pasar si el acto de Eibar sale a la luz. Y salió.

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Jarro de agua helada

Miércoles 20 de octubre. Se conoce el vídeo de Otegi. Los socialistas tratan de capear el chaparrón, afirman que no hay negociación de presos por Presupuestos y se lanzan contra el coordinador de Bildu. La izquierda abertzale decide que tiene que haber otra declaración.

Arkaitz Rodríguez, el líder de Sortu, comparece ese mismo día en San Sebastián y afirma que «decimos lo que decimos porque lo sentimos y así lo pensamos» y se reafirma en las vías políticas. No sale solo. A su espalda, alrededor de 70 destacados e históricos miembros de la izquierda abertzale: entre ellos David Pla, exjefe de ETA y uno de los encapuchados que leyó el comunicado del 20 de octubre de 2011. Habla de «construir puentes», de que es un momento «crucial» para la convivencia... Intenta cerrar filas y reconstruir el clima del lunes. Pero la 'Declaración del 18 de Octubre' queda herida 48 horas después de nacer.

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