Ander Azpiroz
Madrid
Jueves, 25 de julio 2024, 17:38
Emiliano García-Page vuelve a ejercer como verso suelto dentro del PSOE. El presidente de Castilla-La Mancha, el único socialista que gobierna una comunidad autónoma con mayoría absoluta, es a la vez la principal voz crítica con poder institucional y orgánico en el partido. ... Este jueves, durante la inauguración de una escuela infantil en Toledo, Page aprovechó para reiterar su absoluto rechazo a que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ceda ante presión alguna del independentismo catalán a cambio de sostener la legislatura, que el líder del PSOE insiste en que está dispuesto a agotar.
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«Espero que algunos ya se hayan dado cuenta de que Carles Puigdemont no paga, solo cobra», señaló Page en clara referencia a Sánchez y al varapalo que se llevó el pasado martes en el Congreso el Gobierno, cuando Junts sumó sus votos a los del PP y Vox para tumbar el techo de gasto -paso previo para la aprobación de los Presupuestos- además de la reforma de la ley de extranjería para trasladar desde Canarias a menores inmigrantes no acompañados a centros de acogida del resto de comunidades autónomas. Page coincidió con el mensaje del PP y denunció que «salta a la vista» que la legislatura durará según los intereses particulares de Puigdemont, fugado de la justicia española desde 2017 en la localidad belga de Waterloo y que, pese a la aprobación de la ley de amnistía, aún sería detenido en caso de pisar suelo español acusado de malversación por organizar el referéndum ilegal del 1-O.
El fondo de las manifestaciones del líder castellanomanchego dista de ser nuevo, pero el momento escogido para su última andanada es significativo porque coincide con el tormentoso primer aniversario de las generales del 23-J tras las que Sánchez logró retener el poder atándose a los pactos con el conjunto del soberanismo catalán y vasco; y se ha producido apenas 48 horas después de que el doble revolcón al Gobierno en el Congreso a manos de Junts haya agudizado las dudas sobre si la legislatura tiene cuerda, incluso en el supuesto de que los socialistas y ERC acaben pactando la investidura de Salvador Illa en Cataluña.
Con su afirmación de «salta muy a la vista» que el que «manda» es Puigdemont, por mucho que -añadió- el argumentario de su partido intente reflejar lo contrario, Page cuestiona la entereza del liderazgo de este cuatrienio por el líder del PSOE y capacidad para determinar el rumbo de la misma con autonomía. Con una advertencia no menor añadida a su discurso. Page no se refirió explícitamente a las negociaciones con Esquerra para intentar hacer president a Illa y se limitó a cargar contra el modo de concebir la política de Puigdemont y los suyos. Pero el único barón autonómico que retiene la mayoría en su comunidad sí lanzó una severa advertencia sobre la financiación para contrarrestar las exigencias de Junts que cabe hacer extensivas, implícitamente a ERC, que sigue esperando para acordar la investidura de Illa un compromiso del Gobierno de Sánchez sobre la soberanía fiscal.
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«A mí incluso me da vergüenza que se tenga que hablar con gente que habla con ese descaro de la caja, de quedarse con lo que es de todos», aseveró con crudeza, lo que viene a anticipar la oposición que se encontrará la Moncloa por parte de su Gobierno si asume un modelo de dotación de recursos «singular» para Cataluña que se interprete como un privilegio o una tensión de los márgenes del régimen común. Page fue un paso más allá: «Ceder ante las exigencsias de los independentistas en torno a la reforma del sistema de financiación que reclaman todas las comunidades autónomas significaría «la puntilla directa a cualquier planteamiento de izquierdas».
Page, como la gran mayoría de los barones socialistas, apoyó a Susana Díaz en las primarias socialistas de 2017 tras las que la militancia encumbró a Sánchez por segunda vez a la Secretaría General del PSOE. Desde entonces, lleva abiertamente enfrentado al líder socialista. Muy especialmente desde que este aceptó los apoyos de las fuerzas independentistas para sacar adelante la moción de censura que derribó a Mariano Rajoy. También fue en extremo crítico con el pacto del líder socialista con Unidas Podemos tras las generales de 2019, pese a que el mismo Page gobernó en coalición su comunidad autónoma con los morados entre 2017 y 2019, lo que incluyó ceder la vicepresidencia a un dirigente de Podemos. Una vez que se deshizo de sus socios tras las elecciones de 2019 gracias a una mayoría absoluta incontestable, el barón socialista se convirtió en enemigo acérrimo de Pablo Iglesias y los suyos.
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El presidente castellano manchego se había ausentado de las últimas reuniones de la dirección nacional del PSOE alegando motivos de agenda. Sí acudió a la sede de Ferraz el pasado 27 de abril después de que Sánchez anunciase cinco días de reflexión para considerar su dimisión ante las acusaciones por tráfico de influencias y corrupción contra su esposa, Begoña Gómez. Ante sus correligionarios de partido el barón crítico de los socialistas mostró toda su «empatía» a los difíciles momentos por los que atravesaba el presidente.
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