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Alberto Núñez Feijóo volvió este domingo a Sevilla, la «ciudad talismán» donde hace tres años empezó todo. Desde entonces el líder del PP ha recorrido ... un largo camino al frente del partido con muchas luces pero también con el peso de la sombra de no haber alcanzado La Moncloa. «Andalucía siempre inspira», elogió bajo la atenta mirada de Juanma Moreno, a quien llegar al poder le costó cuatro años en la oposición y hoy ostenta una mayoría absoluta incontestable. A la espera de otra oportunidad para desalojar a Pedro Sánchez, el expresidente de la Xunta no baja el diapasón contra su rival al que todos en el PP ven «noqueado», «amenazado» y «acorralado» y al que criticó, una vez más, por anteponer su propio interés al general.
Esa es la razón, argumentó, por la cual el Ejecutivo de izquierdas «impide debatir en el Congreso» e «incumple lo aprobado en las Cortes», en referencia al «bloqueo» de las iniciativas que la mayoría absoluta del PP aprueba en el Senado. Frente a esa «decadencia democrática», propia más de una «república bananera», Feijóo dejó claro que existe otro camino y avisó al dirigente socialista que plantará batalla en los parlamentos, en las calles y en las urnas. Si no quiere una, tendrá «tres tazas de democracia» porque si algo tiene claro el político gallego es que «no va a parar hasta que los españoles tengan un Gobierno del que fiarse».
A ello se comprometió en abril de 2022 y su hoja de ruta no ha variado. Pero lo hará sin «atajos» porque a diferencia de Sánchez , recalcó, que sí envió al secretario de Organización del PSOE, él nunca ha ido a Waterloo. «Llegaremos un poco más tarde pero llegaremos bien», prometió durante la clausura de la XXVII Interparlamentaria del partido. «No soy infalible –dijo–, pero sí tenaz».
En medio de un ambiente mitinero, con gritos de '¡Presidente, presidente!', el líder del PP volvió a poner a Sánchez en el centro de la diana por incumplir la Constitución al no presentar los Presupuestos Generales del Estado y querer prorrogar los actuales (que ya lo están). Una circunstancia que tendría que concluir, martilleó, en la disolución de las Cortes y en la convocatoria automática de elecciones como el propio líder socialista pedía a Mariano Rajoy en 2017. «España –insistió Feijóo– no puede permitirse prorrogar lo que ya no quieren una mayoría de españoles».
Mientras llega el momento de abrir las urnas, que confía sea más pronto que tarde, el PP mantendrá la presión y abundará en su estrategia de evidenciar la fragilidad parlamentaria de Sánchez, cuestionado por Sumar y otros socios ante decisiones de peso como el aumento del gasto militar. «No quieren que se vote el plan de rearme de Sánchez, o dicho de otro modo: no lo llames armas a ver si cuela», ironizó el jefe de la oposición.
Sin soltar la presa de la falta de Cuentas, que estudian llevar al Constitucional, los populares pondrán el foco de nuevo en la política fiscal y registrarán en el Congreso una proposición no de ley para deflactar la tarifa del IRPF para la campaña de la renta que se inicia este martes. Los populares pedirán que esa deflactación, que ya reclamó Feijóo al mes de su desembarco en Génova y que han puesto en práctica las comunidades del PP –incluso alguna socialista en su momento, como la Comunidad Valenciana cuando estaba al frente Ximo Puig–, se produzca con carácter retroactivo.
En Génova insisten en que usarán su capacidad de representación a nivel nacional, autonómico y europeo para seguir profundizando en su política de bajada de impuestos, algo que ven «de justicia» en un contexto económico en el que la inflación ha superado el 20% en los últimos años mientras que los tipos impositivos no han variado y en el que España recauda 140.00 millones más que cuando Sánchez llegó al Gobierno. «Ya está bien de crujir a impuestos a los españoles», exclamó Feijóo, que prometió revisar las subidas de impuestos –97, cuantifica– del Ejecutivo.
Moreno compartió el diagnóstico de su jefe de filas de que la legislatura está «en sus últimos estertores» dado que Sánchez no goza de mayoría parlamentaria ni tampoco social». E insufló ánimos a los suyos para estar preparados para cuando se pongan las urnas porque «esta vez, sea el 2 o el 5 de agosto ¡no va a colar!».
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