Feijóo presiona con un debate monográfico sobre Ucrania para que Sánchez y sus socios se retraten

Una cita que tuvo lugar en la sede nacional de Génova y que concluyó con la exigencia de que el presidente del Gobierno comparezca en el Congreso en un pleno monográfico para explicar los compromisos adquiridos por España ante la situación de Ucrania y obligar a todos los grupos a retratarse para evidenciar, de paso, la división que existe entre el Ejecutivo y sus socios en materia de defensa. «El Gobierno debe ser transparente y explicar los riesgos a los que nos enfrentamos», avisó Feijóo sin especificar si esa votación se haría a través de una proposición no de ley o a través de otra fórmula elegida.

En su comparecencia, el jefe de la oposición despejó cualquier duda sobre su alineamiento con Ucrania y la UE en la situación actual reiterando el rechazo de su partido a un proceso de paz que deje a Zelenski y a los Veintisiete fuera de la negociación. «Solo sería un alto el fuego –alertó– hasta la siguiente agresión». Aunque hizo un llamamiento a no romper los lazos transatlánticos y mantener con Washington las buenas relaciones que han caracterizado los últimos cien años de liderazgo de EE UU en Occidente, Feijóo dejó claro que no va aceptar ni eludir la crítica a Trump y que cuando lo considere oportuno censurará al magnate estadounidense porque él, a diferencia de Santiago Abascal, no depende de nadie ni está obligado a «rendir pleitesía» a nadie.   

Los populares subrayan la necesidad de mantener una postura «equilibrada» en las relaciones internacionales, defendiendo los intereses de España sin caer en la «sumisión» de decir «a todo que sí», en referencia a Vox, ni en el «enfrentamiento gratuito», en referencia al Gobierno de Sánchez. «Insultar es lamentable e impropio de cualquier político», remarcó Feijóo después de que el jefe del Ejecutivo le tachase este fin de semana de «colaboracionista» de la ultraderecha europea del siglo XXI.

Mientras y en la línea de lo esgrimido las últimas semanas respecto al cambio de hoja de ruta de Trump con Ucrania, el Gobierno trató ayer de aprovechar la victoria de Friedrich Merz en Alemania para redoblar la presión sobre el jefe de la oposición y volver a exigirle que rompa todos los puentes con la «extrema derecha» de Vox. En la trastienda de esa estrategia está la constatación de que la victoria de la CDU en Alemania y el hundimiento de la socialdemocracia, con posible nueva 'gran coalición' para frenar a la ultra de AfD arrojan un escenario complicado para Sánchez a la hora de extraer algo positivo de los comicios en el país teutón.

Pero sí hay lectura clara de la que el Ejecutivo pretende sacar rédito: compararla debilidad de Feijóo frente a los de Abascal con la firmeza que, dicen los socialistas, otros líderes de centroderecha en la UE muestran hacia su extremo ideológico. Sánchez solo se pronunció en X felicitando a Merz por su triunfo y recalcando que es «necesaria» una Europa en la que «trabajemos unidos para afrontar retos comunes». Fue José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, el que cargó contra Génova por haber tomado «la opción contraria» a los conservadores alemanes y su compromiso «con la democracia y frente a la extrema derecha».