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Consciente de que lo está en juego -la Xunta, pero también el vigor del liderazgo de Alberto Núñez Feijóo tras el fallido test en las urnas del 23 de julio-, el PP se lanza a que Alfonso Rueda revalide las cuatro mayorías absolutas que encadenó ... el hoy presidente del partido con una apelación desnuda a concentrar el voto útil buscando atraer los votos de Vox, que presenta candidatura propia en una comunidad que le es muy esquiva, y de los socialistas críticos con las cesiones al independentismo de Pedro Sánchez. Así lo hizo Feijóo ayer durante la clausura de la 26ª reunión interparlamentaria de los populares celebrada en Orense, donde conminó a los suyos a que no den «nada por hecho» y a procurar una «movilización máxima».
El ex máximo responsable de la Xunta dio a entender que sabe plenamente lo que él mismo arriesga en esta cita con las urnas, la primera tras el 23-J, citando dos ejemplos de lo fácil que puede resultar fracasar a pesar de partir de las mejores expectativas. Recordó que Manuel Fraga perdió el Ejecutivo autonómico en 2005 al faltarle un escaño para preservar la mayoría absoluta y, sin eludir su propia decepción, subrayó que él está en la oposición en España «por cuatro votos». Por ello, Feijóo no dudó en pedir el sufragio no solo a quien le votó a él «en los últimos 15 años» mientras fue el candidato en Galicia o en las pasadas generales, sino también «a quien votó a Vox» y también a los socialistas desafectos hacia las políticas de Sánchez; a los socialistas, incidió, que se hayan percatado ya «de que les han tomado el pelo» porque «el programa que se aplica» no es el suyo, sino el de Bildu, Junts y Esquerra». No está en disputa solo, concluyó, el futuro de su tierra. Que Rueda retenga la presidencia es «la única alternativa para que el 'sanchismo' no gobierne en Galicia» y extienda su poder.
Feijóo, que animó a que el 18-F la gente «salga a la calle con hambre» y criticó las «mentiras» de la izquierda sobre el vertido de los pélets en las costas, se deshizo en elogios hacia su candidato, que afronta el reto personal de reeditar las mayorías del ahora jefe de filas del PP. «Rueda es la confianza en la palabra dada y en el trabajo responsable», proclamó, antes de afirmar que «pocos tienen su historia, antecedentes, dedicación y madurez que se necesita para presidir Galicia».
En las pasadas generales los populares ya hicieron hincapié en esa misma estrategia: incidir en el mensaje de que la mejor manera de apartar a Sánchez de la Moncloa es empatizar con los socialistas que ya no confían en él y, sobre todo, «olvidarse» de la derecha radical para congregar el voto en el PP. La doble maniobra no le alcanzó a Feijóo para lograr en julio su objetivo de gobernar el país. En Galicia, el escenario es otro, porque los populares lideran la Xunta desde hace cuatro legislaturas y Vox ni siquiera cuenta con representación en el Parlamento. Fuentes populares insisten en que los de Abascal suelen bajar en las autonómicas respecto a las nacionales y que la llamada al voto útil es, por ello, incluso más pertinente.
Feijóo clausuró la interparlamentaria del PP como una exhibición de fortaleza frente a un Gobierno maniatado por sus socios. Un Gobierno que tiene «todo en España en venta» y «comercia con la calidad democrática, con las instituciones, con los Presupuestos del Estado, con los derechos de los españoles, con la dignidad de los demás y con un interés general» que no es el de Sánchez centrado en conservar la Moncloa.
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