La impugnación por el PP de la candidatura de Teresa Ribera a futura comisaria europea por la gestión del Ministerio de Transición Ecológica ante la devastación de la DANA eleva el dardo por encima de la aún vicepresidenta tercera del Gobierno de Pedro Sánchez. Y, ... esta vez, la 'europeización' de las cuitas de la embarrancada política española ha galvanizado una sacudida en el ámbito comunitario que ya está bloqueando, de facto, el estreno del nuevo ejecutivo de Ursula von der Leyen dirimiendo intereses que rebasan el origen de la disputa: las catastróficas consecuencias del peor desastre natural en un siglo en España. Los de Alberto Núñez Feijóo ambicionan erosionar uno de los puntales de Sánchez –su cartel en Europa, en especial con la conservadora Von der Leyen– por la vía de forzar la renuncia de Ribera al asiento en una de las vicepresidencias en la Comisión destinada a ejercer, en la práctica, como la mano derecha de la dirigente alemana. Y en esta sobrevenida partida de dominó que ha acabado proyectándose sobre el proyecto comunitario, Feijóo se ha encontrado a su favor con la ficha del jefe de filas del PP europeo, el bávaro Manfred Weber, en pugna con su compatriota.
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«La semana pasada fue la de Mazón, esta es la de Ribera», describen en Génova el marco en el que pretende recolocar su líder un contexto político en el que éste ha tenido que afanarse para evitar las salpicaduras sobre su «marca, la gestión pública», propiciadas por la conducta del barón valenciano. Feijóo reúne este mediodía a la plana mayor de su partido en la junta directiva nacional con un mensaje de cabecera –Mazón ha dado la cara por contraste con un Sánchez al que ayer los populares tildaron de «soberbio» por acudir al Congreso a rastras, a su juicio, el 27 de noviembre, un mes después del cataclismo; con la presión en la recámara de la corrupción, con cuatro sesiones esta semana de la comisión del 'caso Koldo' en el Senado; y con una pieza de caza política mayor, complicada pero no imposible: la candidatura a comisaria de Ribera.
Los populares han puesto el foco en los destructivos efectos de las inundaciones, no en la virulencia meteorológica de la DANA, para situar en el disparadero español y europeo la supuesta dejadez del ministerio en las labores de prevención en cauces y barrancos. Y sobre el fatídico 29 de octubre en el que el cielo descargó brutalmente sobre la Comunidad Valenciana, señalan a la vicepresidenta tercera por «el apagón informativo», en palabras de Mazón, entre las 16.13 y las 18.43 horas en las que la Confederación Hidrográfica del Júcar no ofreció datos sobre la crecida en El Poyo; y por inhibirse porque estaba «haciendo 'lobby'» en las capitales europeas para su candidatura. «No vamos a aflojar», advierten en el entorno de Feijóo, ante las acusaciones de los socialistas de antipatriotas que solo buscarían tapar las dificultades de Mazón y de poner en riesgo la trabajosa estabilidad de la futura Comisión, labrada junto a los propios conservadores y los liberales, ante el auge de la ultraderecha. «De lo que nosotros dependa, Ribera no será comisaria», zanjan las mismas fuentes.
Los populares españoles no pretenden, al menos por ahora, que la vicepresidenta dimita del cargo que aún conserva y sí que «Sánchez no la premie» persistiendo en su candidatura contra el viento y la marea de la DANA. En el partido de Feijóo no aventuran si su ofensiva tendrá éxito o no; entre otras cosas, porque creen que ya hecho su efecto. Y no solo por el baldón tendido sobre el currículum de prestigio que se ha labrado Ribera durante años contra la crisis climática. Los populares interpretan que han logrado «internacionalizar el desgaste» del propio Sánchez después de que el PPE haya hecho suyo el órdago de Feijóo, aun cuando en la inclinación de Weber estén pesando sus conocidas tiranteces con Von der Leyen y los complejos equilibrios entre los conservadores europeos sobre las relaciones con el extremismo de derechas. Los españoles son el segundo grupo más numeroso entre sus pares europeos. Y en Génova sueñan ya con «la victoria inequívoca» en Europa que supondría para su jefe de filas neutralizar las aspiraciones con Ribera del presidente del Gobierno.
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Los socialistas de Pedro Sánchez inciden en que la ministra es «irrenunciable porque ella es impecable, no hay mejor candidata» –en definición de una eurodiputada–, mientras rechazan que vayan a ceder «al chantaje del PP» aun admitiendo el riesgo de bloqueo que pende ya sobre el futuro ejecutivo comunitario, cuya fecha prevista para que comenzara a operar, con todos los aspirantes a comisario ratificados por las tres grandes familias históricas de la Unión, es el 1 de diciembre. La impugnación política de Ribera por el PP español, asumida por el PPE comandado por Weber frente a Von der Leyen, ha llevado a los socialdemócratas a reavivar sus objeciones sobre las candidaturas del italiano Raffaele Fitto –el hombre de Giorgia Meloni para la Comisión– y del húngaro Olivér Várhelyi, la propuesta de Viktor Orbán. Várhelyi estaba pendiente, ya antes del 'caso Ribera', de pasar examen por escrito ante las reticencias del Europarlamento a avalarlo.
Los socialistas españoles están persuadidos de que el apoyo de Weber a Feijóo esconde «el giro hacia la ultraderecha» del PPE. Un cuadro endiablado que acaba de añadir otra pincelada con la elección del líder de Vox, Santiago Abascal, como presidente de Patriotas, el grupo que integra a la extrema derecha de Orbán y Marine Le Pen.
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