María Cristina Álvarez Rodríguez, la asesora de Moncloa que se ocupaba de gestionar el día a día de la Cátedra Extraordinaria de Transformación Social Competitiva ( ... TSC) que dirigía la mujer de Pedro Sánchez en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), negó este martes ante el juez Juan Carlos Peinado haber trabajado para conseguir patrocinios privados para esa cátedra de Begoña Gómez usando el nombre de Presidencia de Gobierno.
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Álvarez solo respondió a su abogado en ésta su primera declaración como investigada en el Juzgado de Instrucción 41 de Madrid después de que el pasado 28 de enero Peinado le imputara por un delito de tráfico de influencias y otro de corrupción en los negocios, tras haber pasado por ese juzgado como testigo el 20 de diciembre de 2024.
La asesora insistió en esa breve declaración que apenas duró diez minutos en que no tuvo contacto alguno con las empresas patrocinadoras de las cátedra antes de que ésta se pusiera en marcha en octubre de 2020, luego de una reunión en Moncloa entre Gómez y el rector de Complutense, Joaquín Goyache. Según especificó la imputada, antes del nacimiento de la cátedra TSC ni siquiera conocía a nadie de la universidad ni de las empresas colaboradoras de la mujer del presidente, entre las que se encontraban, entre otras Google, Manpower, Arsys, Telefónica, Fundación Caixa y Reale.
La defensa de Álvarez durante la vista oral se quejó al instructor de seguir sin conocer por qué se ha cambiado la condición de su cliente de testigo a investigada, tal y como ya hiciera en un escrito anterior en el que José María de Pablo, letrado de la asesora, reprochó a Juan Carlos Peinado que haya imputado a su patrocinada sin que se han hayan presentado nuevas pruebas o indicios desde su interrogatorio como testigo en diciembre.
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El nombre de Álvarez saltó a los medios el pasado 14 de noviembre al conocerse el contenido de varios mails adjuntados a la causa contra Gómez por tráfico de influencias, corrupción y, desde hace unas semanas, también por apropiación indebida e intrusismo profesional.
En esos mails se evidenciaba que Begoña Gómez usó, al menos desde noviembre de 2021 y hasta febrero de este año a Álvarez para ocuparse de gestiones de la cátedra. Incluso, que Álvarez era la encargada de gestionar los patrocinios externos de las empresas colaboradoras con este programa docente o que fue la responsable directa de montar un gran evento relacionado con la cátedra con 500 asistentes en la Feria de Madrid (IFEMA) por encargo de la mujer de Sánchez.
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La situación de Álvarez se volvió más delicada aún el pasado 25 de noviembre cuando el letrado de Begoña Gómez, el exministro socialista Antonio Camacho, aportó a la causa varios mails para intentar probar que su defendida siguió siempre las órdenes de la Complutense a la hora de registrar el polémico software. Pero esos correos los que realmente constataron que fue la alto cargo de Moncloa la que se encargó personalmente de esas gestiones técnicas de la cátedra de la mujer del expresidente, que este viernes, no obstante, negó.
En su interrogatorio como testigo el pasado 20 de diciembre, Álvarez sostuvo ante el juez que solo ayudaba a Gómez en sus labores profesionales y académicas en su tiempo libre y como «favor» por su «amistad» con la esposa del presidente. Y que jamás lo hizo como directora de Programas de la Secretaría de Presidencia del Gobierno, que es el puesto oficial que ocupa en Moncloa y desde cuyo mail corporativo hacía, sin embargo, gestiones para la cátedra de la imputada.
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«Esta parte (la de trabajar para la cátedra) es de favor, es un segundo en comparación con las 24 horas al día y 365 días» de funciones estrictamente «oficiales» e «institucionales», afirmó la testigo, quien confirmó que fue contratada para «gestionar la agenda» de la esposa de Pedro Sánchez a pesar de que su cargo figura dentro del organigrama de Presidencia con ese título de directora de Programas.
La asesora, que confesó que tiene un nivel 26 y que cobra 49.000 euros al año, aseguró que entró en Moncloa el 16 de julio de 2018, días después de que la moción de censura de Sánchez, y que lo hizo de la mano de su mujer, que fue quien la fichó para crear un «entorno de confianza, seguridad y discreción» alrededor de su persona. Según la compareciente, entró para este puesto de «confianza y asesoramiento» en la misma posición que han ocupado otras asesoras de las mujeres de los anteriores jefes del Ejecutivo. «Begoña me comento que era un puesto de confianza de la mujer del presidente, era lo que había ocurrido siempre con otros gobiernos», insistió.
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