En el PSOE y en el Gobierno contienen la respiración. Aunque de puertas para fuera aseguren que Víctor de Aldama no podrá probar ninguna de las gravísimas acusaciones que vertió durante los 116 minutos de su declaración ante el juez Ismael Moreno, en realidad ... nadie, ni siquiera la Fiscalía Anticorrupción, sabe hasta dónde va a llegar o puede llegar el conseguidor para seguir esquivando la cárcel y para, llegado el momento, aliviar una condena.
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Solo el empresario –que el jueves no llevaba ni un solo papel encima y que declaró todo de memoria– y su abogado, José Antonio Choclán, conocen el contenido de los documentos que han prometido entregar al fiscal Luis Pastor. Es cierto –y ese es el pacto que desembocó en la excarcelación– que las pruebas deben llegar al juzgado más pronto que tarde, pero no lo es menos que, dado que nadie conoce la envergadura del material que tiene en su poder el imputado, Aldama y Choclán tienen bastante margen para controlar los ritmos en que pueden soltar esas supuestas 'bombas de racimo'.
A la espera de conocer los 'papeles de Aldama' –en su entorno, en puridad, se habla de facturas, mails, whatsapps escritos y audios, anotaciones y fotografías– la legislatura se mantiene en vilo. Las únicas pistas son los cinco caminos que ya ha esbozado el propio comisionista y han anticipado los informes de la UCO de la Guardia Civil.
Este tema fue la verdadera 'carga de profundidad' de su declaración. No había ninguna mención en el sumario. Víctor de Aldama abrió la caja de los truenos al asegurar que Koldo García entregó a Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, 15.000 euros en un bar enfrente de Ferraz como parte del 'cupo vasco', dando a entender que cada federación se financiaba con mordidas de adjudicaciones en su territorio. «Parece que siempre era la misma práctica», dejó caer el imputado. Choclán cortó su declaración y prometió seguir con este asunto en «otra ocasión».
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Aunque en el sumario no hay nada sobre supuesta financiación irregular, un medio digital ha publicado el «testimonio de dos informantes anónimos» , que aseguran que 90.000 euros en comisiones fueron entregados en bolsas en la sede del PSOE como parte de la pagos de la trama de los hidrocarburos de Aldama. El pasado octubre, el juez Santiago Pedraz, el instructor de ese caso y el que en su día mandó a la cárcel al conseguidor, archivó de plano la denuncia del PP basada en esa información periodística.
No fue ninguna sorpresa que en su declaración el imputado desmenuzara las mordidas que entregó a José Luis Ábalos y a su asesor Koldo García. Aldama, aproximadamente, sostiene que soltó un millón de euros a Ábalos entre 2019 y 2022 y la mitad a Koldo. La gran sorpresa surgió con la acusación de nuevas comisiones al expresidente canario y ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y a Carlos Moreno, jefe de gabinete de la ministra María Jesús Montero. Según Aldama, el primero le pidió 50.000 euros por la gestión de las mascarillas en el archipiélago y el segundo cobró 25.000 euros por aplazar el pago de los impuestos a la Agencia Tributaria. En el caso de Moreno, en la agenda de Koldo García constan reuniones con él en las fechas del pago del impuesto. Fiscalía, que no puede investigar a los aforados (Santos o Torres), sí que tiene previsto llamar a explicarse a Moreno, lo que tendrá que ser como imputado.
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Víctor de Aldama no mencionó a Francina Armengol en ningún momento el jueves, pero en el sumario consta que la expresidenta balear y hoy presidenta del Congreso pasó a Koldo el teléfono de su consejera de salud para tratar la compra de mascarillas. Lo que guarde o no el empresario de ese flanco balear es también un incógnita.
El encausado no hizo la más mínima acusación punible contra el jefe del Ejecutivo, pero sí que puso en duda la versión del presidente sobre la famosa foto de ambos juntos. Poco antes de que el diario 'El Mundo' publicara el 26 de octubre la imagen de Sánchez y Víctor de Aldama juntos el 3 de febrero de 2019, el presidente había eludido responder si conocía al cerebro corrupto. Tras publicarse la instantánea, el líder socialista arguyó que se trataba de una foto como otras muchísimas y que no habló nada con el empresario.
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Sin embargo, en su declaración el imputado introdujo un contexto temporal a esa foto que hace creíble que ese encuentro, que fue en un reservado del mitin, no fuera espontáneo. Justo en esos días, Aldama, que fue cónsul honorario de España en el estado de Oaxaca, estaba negociando para Ábalos la entrada de empresas españolas en un proyecto ferroviario en México.
La versión de que el presidente del Gobierno quería verlo en esos días para «agradecerle» su trabajo es verosímil, según fuentes fiscales, que no descartan que el conseguidor pueda guardar otro «as en la manga» contra Sánchez, aunque no lleve ningún reproche penal.
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El jueves el llamado Delcygate pasó definitivamente de una incomodísima y todavía misteriosa escala en Barajas a una suerte de viaje de Estado clandestino, salpicado de un rosario de irregularidades. Aldama –en línea con los documentos que obran en el sumario– confirmó que la intención del viaje de Delcy Rodríguez a España en enero de 2020 era entrar en territorio nacional y quedarse varias jornadas en un chalet del lujoso barrio madrileño de El Viso. Allí, afirmó el empresario, se iba a reunir con Sánchez y con Fernando Grande-Marlaska, Salvador Illa, Teresa Ribera y José Luis Ábalos.
Marlaska salió especialmente malparado tras la declaración. El ministro, que en sede parlamentaria sostuvo que no intervino en nada en ese viaje, fue señalado por el imputado por haber dado todo tipo de instrucciones para facilitar la escala y para garantizar la seguridad del chalet de El Viso.
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El ministro del Interior, que el Congreso dijo que no se había ni siquiera «cruzado la mirada» con Aldama, le condecoró en 2022 con la medalla al mérito de la Guardia Civil cuando el empresario ya había corrompido a parte de los servicios antiterroristas del cuerpo.
Las reuniones de Begoña Gómez con Aldama fueron el germen de las informaciones periodísticas que, tras el estallido del 'caso Koldo' (operación Delorme) el pasado febrero, se convirtieron en los mimbres del 'caso Begoña Gómez', que ha acabado discurriendo también por otros derroteros. Gómez fue situada por Aldama en su declaración en al menos una reunión con él mismo, la vicepresidenta Teresa Ribera y el CEO de Air Europa, Javier Hidalgo, en 2020, en coincidencia temporal con el rescate de la aerolínea –de la que Aldama cobraba unas comisiones millonarias como con conseguidor– por 475 millones de euros. El encausado no reveló ninguna gran novedad sobre esos encuentros, aunque el interrogatorio pasó de puntillas por ese asunto.
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