El presidente de Vox, Santiago Abascal, en el palacio de Vistalegre (Madrid). EFE

Abascal acusa al Gobierno de «pasar de se ilegítimo a criminal»

Vox contraprograma los actos del 8-M con un baño de masas en el palacio de Vistalegre, donde se dieron cita casi 9.000 afiliados

Domingo, 8 de marzo 2020, 17:34

Ni el miedo al coronavirus ni la coincidencia con el Día Internacional de la Mujer evitaron que casi 9.000 personas (de las 10.000 previstas por la organización) se congregasen este domingo en el madrileño palacio de Vistalegre, lugar que fuera fetiche para Podemos ... y que ahora es un templo para Vox. El acto se produjo un día después de que Santiago Abascal blindara su mandato para los próximos cuatro años en la asamblea general sin críticos e impusiera medidas de control sobre los dirigentes de la formación. Exhultante, llegó a acusar al Gobierno de Pedro Sánchez de «pasar de ser ilegítimo a criminal».

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Los primeros espada de Vox, como el secretario general, Javier OrtegaSmith; la presidenta del partido en Madrid, Rocío Monasterio; o el portavoz adjunto, Ignacio Garriga; desfilaron por el escenario de la plaza de toros multiusos y pusieron al 8-M en la diana de sus críticas. Desde primera hora de la mañana, autobuses cargados de militantes habían llegado a Madrid procedentes de varios puntos del país. Uno de ellos, el que partía de Barcelona, fue atacado –siempre según la versión de la formación de ultraderecha– «por feministas radicales». Este hecho generó un caldo de cultivo con el que se sintieron legitimado para acusar, por ejemplo, a Pedro Sánchez de que «las violaciones no han dejado de aumentar de manera dramática en España» desde que accedió a la Moncloa, como llegó a afirmar Abascal, o desacreditar las movilizaciones feministas.

El presidente de Vox, respalado por la renovación en su cargo, desplegó en su discurso todo el catálogo ideológico de la formación. Cargó contra el Gobierno de coalición por haber «aumentado la locura totalitaria del de enfrentar a los sexos, lo que no ha salvado a ninguna mujer». Culpó a los inmigrantes de las agresiones sexuales y a los medios de comunicación de «demonizarnos».

Desde el escenario dió las gracias a un representante del primer ministro de Hungría, el ultraconservador Viktor Orbán, que se encontraba entre el público, e insistió en que Sánchezs pretende una España «débil y sumisa», «deshecha y sin instituciones fuertes ni división de poderes». Una «debilidad» de la que se aprovechan los enemigos de España, afirmó.

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