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MELCHOR SÁIZ-PARDO
Martes, 18 de abril 2017, 00:39
Marruecos, Rumanía y Colombia se reparten casi la mitad de los presos extranjeros en España. Según la riada de datos estadísticos que el Ministerio del Interior ha enviado al Senado, entre las tres nacionalidades suman en la actualidad 6.190 reclusos de los 13.400 foráneos que se encuentran ingresados en los centros dependientes de la Administración Central, o sea un 46,1% del total de los no autóctonos encarcelados. Si se suman los presos en la cárceles catalanas (la Generalitat tiene transferida esta competencia), la colonia reclusa extranjera se eleva a 17.146 personas. O lo que es lo mismo, en las cárceles de todo el país (Ministerio del Interior más Cataluña) había en febrero de este año 60.053 internos, de los que el 28,5% era de origen extranjero.
Los informes remitidos por Instituciones Penitenciarias al senador de EH Bildu Jon Iñarritu -y a los que ha tenido acceso este periódico- permiten por primera vez hacer una profunda radiografía de la criminalidad extranjera. No es habitual que el Gobierno haga públicas las nacionalidades de los reclusos para evitar estigmatizaciones. Los datos desagregados -solo referidos a la Administración Central- apuntan a que solo esas tres nacionalidades superan el millar de reclusos: los marroquíes son, a distancia, el colectivo más numeroso con 3.125 internos, seguidos de rumanos (1.594) y colombianos (1.471). Solo otros dos países superan el medio millar de presos: Ecuador (585) y República Dominicana (529).
La gran mayoría de los presos extranjeros ya tienen condena. En los centros de Interior hay 3.147 foráneos en prisión preventiva (a la espera de juicio), 10.098 con sentencia y 155 en situación de preventivos pero cumpliendo al mismo tiempo una condena por otro sumario.
Las estadísticas de Interior no especifican cuál es el delito que llevó a la cárcel a los extranjeros, pero los datos sobre la «provincia de residencia» en España previa a la detención apuntarían a que buena parte de ellos fue capturado en la frontera, probablemente por un delito de tráfico de drogas. Exactamente la tercera parte de los reclusos extranjeros en los penales de Interior, 4.527, no tiene una provincia previa de residencia, por lo que se infiere que venían directamente desde el exterior cuando fueron arrestados.
Bajada destacada
Al margen de las nacionalidades y procedencia dentro de España, el otro dato importante de las últimas estadísticas de Interior es la importante bajada en número y en proporción de la población reclusa foránea. Hace una década, en 2007, los reclusos no españoles eran 20.732 frente a una población general (incluida Cataluña) de 64.710. O sea, casi un tercio, exactamente el 32%, de los internos era extranjero. Esa proporción se ha reducido en la actualidad a 28,5% (17.146 presos no nacionales frente a una población total de 60.053). La reducción de la población reclusa general entre 2007 y 2017 fue de un 7,8% frente al 17,3% del colectivo foráneo.
Las cifras son todavía más llamativas si se comparan las estadísticas actuales con las de 2010, cuando las prisiones españolas marcaron uno de sus máximos históricos. Entonces, había en los centros estatales y catalanes 27.264 presos extranjeros, prácticamente 10.000 internos más que ahora. En ese 2010, la colonia penitenciaria foránea era el 35,5% de los 76.634 presos que llegaron a albergar las penitenciarias del país.
Hace solo cinco años, en 2012, los extranjeros (24.040 presos) eran todavía el 34% de los 70.415 reclusos, por lo que la caída ha sido más marcada durante el último lustro.
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